[…] Pero es que, claro, ¿cómo puede una persona sentir calma o seguridad, cuando esas mismas sensaciones activan una sensación de amenaza o peligro? […]
Seguir leyendo «Núcleos desorganizados en el sistema de apego «
[…] Pero es que, claro, ¿cómo puede una persona sentir calma o seguridad, cuando esas mismas sensaciones activan una sensación de amenaza o peligro? […]
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[…] Recuerdo un día en el que me pillaron largándome por la calle. Escuché “mira, el cabrón se está yendo”, me hice el loco, me pusieron la zancadilla, me tiraron al suelo y me hicieron una melé tirándose como gorilas todos encima. […]
Seguir leyendo «Bomba de humo: birras, ninjutsu y apego evitativo «
[…] Cuando trabajo con las personas adultas que cuidan de estas niñas o niños, sean educadoras o educadores, docentes o familiares, parto de la premisa de que la coherencia es muchas veces imposible. Máxime cuando estas niñas y niños son especialmente sensibles no sólo a lo que se hace, sino a los estados de ánimo presentes en las personas que tienen el deber de cuidarlos. Y en eso sí que nadie, repito, nadie, tiene control alguno. […]
Seguir leyendo «Visión de la mente, confianza epistémica y… ¿dibujo técnico? «
[…] Lo que me sorprende es que este dolor, muchas veces, tiene que ver, precisamente, con la herida del amor condicional, una herida que se transmite con mucha facilidad entre generaciones, porque cuando un adulto se protege tratando de conservar el amor, desconecta de la experiencia interna de su hija o hijo. Paradójicamente, le deja solito. […]
Seguir leyendo «La herida del amor condicional «
[…] Ahora, un poco más resabido y mucho más viejo, puedo ver lo que estaba pasando. Me veo a mí mismo desde fuera, y puedo empatizar con las personas que tuvieron el deseo de ayudarme, pero no la formación o la sensibilidad que yo habría necesitado. […]
Seguir leyendo «Conectar con dinosaurios «
[…] Puedo equivocarme en la interpretación de los acontecimientos. No estoy ahí, y no veo lo que realmente pasa. Pero de lo que estoy seguro es de que las personas mayores —nosotros incluidos— confiamos muy poco en la capacidad del sistema nervioso de las niñas o niños para satisfacer sus necesidades de manera natural, sin la interferencia de una figura adulta. […]
Seguir leyendo «Confiar en su sistema nervioso: un regalo para las niñas y niños»
[…] Tenemos que revisar nuestra sensibilidad hacia la infancia. Pero no desde los libros de texto, sino desde nuestra experiencia infantil más íntima, para poder acercarnos con compasión y curiosidad a esos estados de su sistema nervioso que nos dicen que algo, muy grande, no marcha bien. […]
Seguir leyendo «Una coz brutal «
[…] Todos venimos de otra vida. De una vida sin recuerdos, ni historias. Una vida que todavía nos afecta, para lo bueno y lo malo, porque constituye el núcleo de lo que somos, desde muy dentro. […]
Seguir leyendo «La gata salvaje | metáfora de una vida sin palabras «
[…] En ese momento, justo en ese momento, sentí el primer atisbo de compasión hacia ella y, en consecuencia, ganas de acercarme, reparar y acompañar esa tristeza que no hablaba de mí, sino de una niña sobrepasada por los retos —sin duda, abrumadores— de una vida que estaba por cambiar: el inicio de cole, nuevas rutinas, nuevos amigos, nuevas obligaciones y Aita y Ama mucho menos disponibles de lo que, hasta ahora, han podido estar. […]
Seguir leyendo «Un pinchazo de rencor»
[…] Cogí un pellizco al globo y lo mordí a la altura del nudo, haciéndole un agujerito muy pequeño. Después, me lo metí dentro de la camiseta, en el pecho alto, casi a la altura del cuello. Se escuchaba un silbido muy leve. […]
Seguir leyendo «El globo de la tristeza»
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