Intervenir hacia la seguridad

[…] —¿Has visto qué bonito? —puedo decir—, estaba en “modo tigre” pero, al agacharte, le has dado a entender que tu estado le preocupa. A la vez, le has dejado su espacio, para que no se sienta invadido. El resultado es que se ha “sentido sentido” y seguro, volviendo de inmediato al “modo perrito”. […]

Estoy llevando a cabo una intervención que me está encantando. 

Se trata principalmente de apoyar a una madre para que esté lo mejor posible con su hijo de un año. 

Con su hija mayor hubo muchos problemas, y tiene un sentimiento de vergüenza, impotencia e incapacidad enormes. Y yo entro ahí, para ayudarle a estar lo mejor posible con el pequeño. 

El problema es que, por diferentes razones, tengo poco tiempo. Apenas 4 meses. Y, a visita por semana, he tenido que pensar mucho qué tipo de trabajo podría ayudarle a sacar al máximo partido a mis sesiones, entendiendo y aceptando que su experiencia previa con diferentes profesionales no ha sido buena. 

¿Qué hacer, entonces?

¡Menuda movida!

Trabajé un poco el caso con una compañera, que es terapeuta y también atiende a la familia, y decidimos que, ya que contábamos con formación en PRIMERA ALIANZA, con @Carlos Pitillas y Ana Berastegi (2018), podíamos aplicar un poco lo aprendido, pero sin recurrir a grabaciones, porque creíamos que podrían tensar mucho a la familia. 

Así que nos curramos un híbrido que incorporaba conceptos de ese programa, como el círculo de seguridad, y contenidos relacionados con la TEORÍA POLIVAGAL de Stephen W. Porges (2017) y Deb Dana (2019), que permiten la exploración curiosa de los diferentes estados del sistema nervioso: parasimpático vagal ventral, simpático y parasimpático vagal dorsal. 

Si te interesa más sobre esto, pincha aquí para ver algo del material que ando utilizando.

Lo que queremos es ayudar a esta madre pueda relacionarse desde la seguridad con su hijo, dedicarle la atención que necesita, y pueda disfrutar más del contacto con él, a pesar de la historia dolorosa que lleva encima. 

Para ello, le hemos propuesto practicar un cambio en el foco de su atención. Como antes estaba hipervigilante hacia las señales de peligro del contexto y de su interior, le hemos pedido que, al menos, durante las sesiones, cambiemos este patrón, fijándonos no tanto en los desencadenantes de su activación simpática (respuesta de lucha o huída) o de su reflejo vagal dorsal (tanathosis), sino en los DESTELLOS que le ayudan a recuperar la seguridad y la calma. 

Esto lo trabajamos en el contexto de la relación conmigo. Básicamente hablamos de cuál es su estado, y qué influencia tiene sobre él lo que digo o hago. En paralelo, hago referencia a mis propios estados y cómo van cambiando. Pero, sobre todo, y por encima de otras cosas, prestamos mucha atención a los momentos en los que ninguno se ha sentido en calma o seguro, para articular mecanismos de reparación que nos lleven a retomar la confianza. 

En paralelo, hacemos sesiones de OBSERVACIÓN PARTICIPANTE jugando con la madre y el niño, en las que yo actúo como un locutor deportivo: comento las jugadas, con mucho sentido del humor, prestando especial atención a lo positivo. 

—¿Has visto qué bonito? —puedo decir—, estaba en “modo tigre” pero, al agacharte, le has dado a entender que tu estado le preocupa. A la vez, le has dejado su espacio, para que no se sienta invadido. El resultado es que se ha “sentido sentido” y seguro, volviendo de inmediato al “modo perrito”. 

Trato que sean pequeños cortes, para no interferir demasiado en su juego. Pero, a ella, se le cambia la cara, sintiendo el impacto positivo que tiene en su hijo. 

A fin de cuentas, está descubriendo que ella no es la rigidez que sufre. Sólo se trata de un estado de su sistema nervioso. 

A veces, lo hacemos al revés. Le dejo que sea ella quien observe y retransmita. Y, claro, me pilla liándola parda, y nos descojonamos juntos. Entonces, le dijo que, oye, que se trata de ver los destellos, es decir, lo positivo, que no sea cruel conmigo. Y así, pasan las sesiones, entre risas y juego. 

Entre una y otra cosa, surgen pequeñas demandas: 

—El otro día vi como entraba en “modo avestruz” —me dijo, haciendo referencia al modo parasimpático vagal dorsal. 

—¿Sí? ¿Y cómo te diste cuenta?

—Se puso rígido y blanco, pero fue por una tontería. 

—¿Qué pasó?

—Se le acercó un niño que es muy bruto —dijo— el hijo de una amiga.

—¿Y cómo resolviste la situación?

—Pues ahora me doy cuenta de que bastante mal —contestó— porque le pedí que le dijera que no le gustaba ese trato. Y claro, ahora me doy cuenta de que en ese estado de bloqueo, no podía. Pobrecillo. 

—¿Y cómo te gustaría hacerlo si se vuelve a repetir?

—Pues no sé… Creo que le apartaría de allí rápido, y le llevaría a un lugar seguro. Le haría mucho casito, para que pueda sacar los nervios. 

Por supuesto, a veces saltan reacciones muy intensas que están relacionadas con episodios severos de TRAUMA. Entonces, toca poner palabras a lo ocurrido, explorando juntos y despacio, qué respuesta necesita para volver a sentirse segura. Y cuando se consigue, la experiencia es profundamente reparadora, porque al sentirse como algo pasajero, el dolor deja de ser tan terrible, para ser algo que sigue siendo jodido pero más llevadero. 

Y son justo este tipo de sensaciones, las que pueden facilitar en el futuro, el trabajo clínico de mi compañera. 

¿Y por qué es cuento todo esto?

Pues, primero, porque me gustaría saber si habéis hecho algo parecido. Ya sabéis, para compartir experiencias. 

Pero también porque quiero resaltar algo que a veces se nos olvida. Que con humor y disfrute se hace todo más fácil y mucho, pero mucho más llevadero. 

¿Te has reído hoy en tu trabajo? ¿Cómo ha sido?


Referencias:

BERASTEGI, A. y PITILLAS, C. (2018). Primera alianza: fortalecer y reparar los vínculos tempranos. Barcelona: Gedisa

DANA, D. (2019). La teoría polivagal el terapia. Cómo unirse al ritmo de la regulación. Barcelona: Eleftheria

GERHARDT. S. (2016). El amor maternal: la importancia del afecto en el cerebro y las emociones del bebé.Barcelona: Eleftheria

PITILLAS, C. (2021). El daño que se hereda. Comprender y abordar la transmisión intergeneracional del trauma.Bilbao: Descelee de Brouwer

PORGES, S.W. (2017). Guía de bolsillo de la teoría polivagal: el poder transformador de sentirse seguro. Barcelona: Eleftheria


En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.

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Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, puedes ponerte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

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