[…] Sin embargo, Amara no estaba tan convencida. Su intuición le decía que aquel ruido había sido muy raro, y que el peligro andaba por ahí, oculto en la niebla. […]
Seguir leyendo “Amara y el dinosaurio gigante”
[…] Sin embargo, Amara no estaba tan convencida. Su intuición le decía que aquel ruido había sido muy raro, y que el peligro andaba por ahí, oculto en la niebla. […]
Seguir leyendo “Amara y el dinosaurio gigante”Cuando una de las partes bloquea la comunicación.
Seguir leyendo “Divorcio con un muro de hielo”Esto es lo que pasa con las niñas y niños que activan la disociación: que el adulto siempre empeora las cosas, de la manera más eficaz posible.
Seguir leyendo “Blancanieves: la mala del cuento”Quizás muchos síntomas que atribuimos al autismo se relacionen con el trauma complejo. Y que ese trauma complejo tenga más que ver con el mundo neurotípico y con su falta de sensibilidad, que con la condición de las personas autistas. Qué sé yo.
Seguir leyendo “TEA y trauma | una pregunta para responder”[…] Hace un mes que, por las noches y de vez en cuando, escuchábamos ruidos raros en el entresuelo. A veces, eran arañazos, otras veces roer madera, e incluso alguna vez nos pareció escuchar pequeños grititos. […]
Seguir leyendo “Una rata muerta”[…] Sin embargo, las personas que disfrutan —sí, “disfrutan”— de un proceso terapéutico, a menudo, tienen una experiencia especialmente grata.
Ocurre el día que reciben, de nuevo, el mismo impacto, pero toman conciencia de que ese dolor no tiene que ver tanto con el torpedo del presente, sino con las gritas que dejó la soldadura durante la construcción del buque en el astillero. […]
Seguir leyendo “Transitar hacia un apego adulto más seguro”Un educador familiar siempre trata dos casos: las personas a quienes acompaña, y su propio niño herido.
Seguir leyendo “El educador maleducado”Nuestra vulnerabilidad conecta con la experiencia de las personas que sufren.
[…] —Creo que esa sensación la lleváis dentro ambas —intervine de nuevo—. Me refiero a la sensación de que no sois suficientemente buenas, y de que os tenéis que exigir demasiado para estar al nivel que os toca. No sé si lo sentís ahí, pero a mí me está resonando como una pelota negra, fría y enorme, que me presiona en el centro del pecho. […]
Seguir leyendo “La parte abandonada”[…] En esas condiciones, de no salida, lo normal es que el cuerpo reaccione con un bloqueo. La sensación es de que la mente se separa del cuerpo, para no sentir el dolor que se anticipa o viene. Y que, tras la agresión, se permanezca así un buen rato hasta que, pasado el peligro, puede venir el llanto, que es la forma que tiene el cuerpo de liberar tensión, y de pedir la ayuda y los cuidados que necesita. […]
Pero, ¿qué pasa con las niñas o niños?
Seguir leyendo “Tras la madre que llora por el maltrato sufrido”