Diario de un gilipollas (I) 

[…] Pero yo, que veo las cosas con el filtro de la lucha, no lo puedo ver como ella y pienso: «coño, Mariña, no hagas eso, que le estás dando la razón y alimentando su temor» y, claro, me cabreo un punto más. Y me sale un punto conductista que no me gusta nada reconocer: «estás provocando que nos lo vuelva a hacer». […] 

Seguir leyendo «Diario de un gilipollas (I) «

La puerta de la calma: el acceso a la seguridad en el cuerpo 

[…] por muy inseguros o amenazados que nos sintamos, y por muy preponderantes que sean esas sensaciones, siempre podemos detectar en nuestro cuerpo esas zonas que se sienten en calma, seguras, tranquilas y, por tanto, dispuestas a recibir apoyo y cuidados. […] 

Seguir leyendo «La puerta de la calma: el acceso a la seguridad en el cuerpo «

Anda, ¡al sofá! | activando el estado vagal ventral 

[…] La idea era sencilla. Mientras su marido hablaba de lo que hacía, había hecho o quería hacer, sus palabras tenían un impacto directo en el estado de ánimo de ella, y eran justo estos impactos, sobre todo, cuando eran en positivo, los que nos iban a dar pistas sobre lo que necesitaba para estar mejor. […] 

Seguir leyendo «Anda, ¡al sofá! | activando el estado vagal ventral «

Dora, pero NO la exploradora | los ajustes que llevan a la seguridad

[…] Por eso, hoy quiero dedicar un poco de tiempo a todas esas cosas que son importantes, pero a las que difícilmente damos importancia, a menudo, sofocados por el imperativo de las madres o padres que deseamos o sentimos que debemos ser. Es decir, a esas cosas pequeñitas a las que dedicamos tiempo, y con las que nuestras hijas e hijos se sienten especialmente bien. […] 

Seguir leyendo «Dora, pero NO la exploradora | los ajustes que llevan a la seguridad»