Sobre la persistencia del síntoma en las niñas y niños vulnerados.
Hace muchos, muchos años, trabajé con un niño de 5 años que se alimentaba a base de leche, colacao, yogures y galletas. Era imposible hacerle comer otra cosa.
La situación era complicada en casa, pero también en el cole, donde el personal del comedor había sido incapaz de motivarle para probar otros alimentos.
La situación en el domicilio era muy mala. Una madre víctima de violencia de género, recientemente separada de un hombre con una psicosis terrible, que le convertía en agresor, y le hacía llenar la casa de basura, casi hasta el techo.
Cuando terminé mi trabajo, la situación en casa había mejorado un montón, pero el síntoma de la alimentación no había remitido. Es verdad, había probado alguna cosa, pero seguía nutriéndose de manera muy deficiente, aunque no había afectación grave en las analíticas.
Lo habíamos intentado todo, pero nada había funcionado.
A veces, me gusta recuperar la información de los casos con los que trabajé hace tiempo, y verlos a la luz de lo que sé ahora. Es una forma de sacarme la espinilla, y confiar en que, si vuelvo a enfrentar un reto parecido, sabré darle respuesta.
Hoy, pensando en lo que había, lo que hice, y lo que obtuve, lo veo un poco más claro.
Veo que, en un contexto caótico, impredecible y violento, las niñas y los niños necesitan tener control absoluto sobre alguna cosa. Con gran esfuerzo, tratan de mantener el suelo quieto. Porque, si ese esfuerzo falla, toda la casa puede venirse abajo, y —no sé si es una metáfora— puede haber muertos.
Estas niñas y niños son especialmente sensibles a las señales de angustia por parte de sus madres. Y en cuanto la huelen, activan lo que saben y pueden para enfrentar el peligro. Por ejemplo, negarse a comer, porque saben que así, desvían la atención del agresor o consiguen que agresor y víctima se preocupen lo suficiente como para darle un respiro.
Cuando esta madre me formuló su demanda, me dijo que quería, necesitaba, deseaba y haría lo posible para que su hijo coma de todo. Y yo, como un tonto, entré en su juego, poniendo todas mis herramientas de educador a su servicio. Que si probamos esto, que si insistimos con lo otro. Pero, sin atender lo importante: la ANGUSTIA que esa madre sentía.
Porque era justo esa angustia la que se transmitía por el aire, y provocaba la respuesta protectora en el niño. Una respuesta protectora contra la que no podíamos luchar, porque en ello LE IBA LA VIDA.
La paradoja es que en su DESEO DE SOLUCIONES, estaba el PROBLEMA.
Quizás, todo habría sido diferente si hubiéramos podido poner la atención ahí, en ese malestar y esa angustia. Quizás, con lo que ahora sé, hubiéramos podido integrarlo y regularlo mejor, y así habría cesado la escalada.
Al principio habríamos sentido que perdíamos el tiempo, porque el proceso es lento. Siempre parecen más prácticas las tablitas de puntos y otras mierdas. Pero, con la debida atención y cuidados, hoy confío en que las cosas habrían ido bien, sin promover la lucha entre ambos.
Pues eso, que al menos mi experiencia sirva de ejemplo. Que no os pase lo mismo porque a veces causamos daño sin quererlo.
Referecias:
GONZALO MARRODAN, J.L. (2015). Vincúlate: relaciones reparadoras del vínculo en niños adoptados y acogidos. Bilbao: Descleé de Brouwer
NARDONE, G. (2015). Ayudar a los padres a ayudar a los hijos: problemas y soluciones para el ciclo de la vida. Barcelona: Herder
NARDONE, G. (2009). Psicosoluciones. Barcelona: Herder
NARDONE, G.; GIANNOTTI, E.y ROCHI, R. (2012) Modelos de Familia. Conocer y resolver los problemas entre padres e hijos. Barcelona: Herder
En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.

Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, puedes ponerte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com