[…] Fue entonces cuando tomé una decisión. Si tenía que matar, lo haría de la manera más compasiva posible. De la manera más rápida e indolora. […]
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[…] Fue entonces cuando tomé una decisión. Si tenía que matar, lo haría de la manera más compasiva posible. De la manera más rápida e indolora. […]
Seguir leyendo «Soy un asesino a sangre fría: sobre los recuerdos autobiográficos»[…] No creo en Dios, ni en que me espere otra vida en el más allá. Por eso esto es tan importante para mí. Me gustaría tenerte cerca, en mi mente seguramente aturdida o confundida, cuando ese punto oscuro se agrande y se acerque hacia mí. […]
Seguir leyendo «Cuando La Parca me lleve «[…] Ella contaba que, durante una sesión de terapia orientada a ayudar a un niño a transitar el duelo por la muerte de su padre, le preguntó qué echaba más de menos de él. El niño, emocionándose, le dijo que “ver películas” con él. […]
Seguir leyendo «Felices fiestas sin educación»[…] Soy una de esas personas con pocos recuerdos. Y no es casualidad. Entre otras cosas, aprendí a protegerme con la desconexión de mí mismo y de los demás. Por eso se han fijado pocos eventos en mi memoria: sencillamente nadie andaba ahí para contarse una historia que mereciera la pena contar. […]
Os voy a contar una cosa que me resulta, a la vez, tierna y triste.
Se trata de que mi principal objetivo, ahora, es llegar vivo al día 1 de Junio.
Ese día es el cumple de mi hija. Hace 3 añazos.
Sé que lo que le he aportado hasta ahora es importante. Y que las cosas, en el desarrollo de los niños, aparecen cuando aparecen, y no se ajustan a parámetros rígidos ni adultistas.
Pero, para mí, los 3 años es el límite que marca que empiecen a quedar fijados los recuerdos. Y no hablo de la memoria del cuerpo, sino de la episódica, que es ésa que nos permite evocar historias, personas y acontecimientos.
Llamadme tonto, pero me apetece mucho, mucho, estar presente así en la mente de mi hija. No sólo como una sensación agradable, sino también con nuestras historias bonitas.
Con el perrete que fue un poco pesado, y no dejaba de pedirnos comida. El día en la playa cazando como cavernícolas cangrejos. El riachuelo que hace poco intentamos pasar y nos mojamos. O las ortigas que nos picaron y nos hicieron granitos.
Quiero estar, ahí, en una historia bonita, que ella recuerde en sus momentos buenos y momentos malos.
Y en mi mente confusa, a veces rígida, y un poco loca, la fecha límite son los 3 años ❤️
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Gorka Saitua | educacion-familiar.com
Una forma sencilla para ayudar a las personas a conectar con sus hijos e hijas a través de la resonancia del cuerpo.
Adolescentes en la Euskadi de los 90, con ETA a todo trapo. Rock Radikal Vasco. Atentados, cargas policiales, cajeros quemados y mucha, muchísima mierda. Aún recuerdo la angustia de ver el cráter en el suelo. Y mientras nos cocíamos, hablábamos de ello.
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En la vida de los niños y niñas se producen algunos sucesos o cambios especialmente cargados de emoción. Algunos de ellos, como por ejemplo, un cambio de domicilio, un divorcio, el fallecimiento de un familiar, un cambio de colegio u otros similares, pueden hacer que el mundo de nuestros hijos e hijas se tambalee. Es como si viviesen un potente terremoto que haya cortado la luz y derribado enormes edificios a su paso, por lo que es muy probable que durante un tiempo vivan esperando, asustados, réplicas que vuelvan a hacer temblar la tierra y ponerles en peligro. En estos casos ¿Cómo les podemos ayudar?
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