Vivir en su recuerdo

Os voy a contar una cosa que me resulta, a la vez, tierna y triste. 

Se trata de que mi principal objetivo, ahora, es llegar vivo al día 1 de Junio. 

Ese día es el cumple de mi hija. Hace 3 añazos. 

Sé que lo que le he aportado hasta ahora es importante. Y que las cosas, en el desarrollo de los niños, aparecen cuando aparecen, y no se ajustan a parámetros rígidos ni adultistas. 

Pero, para mí, los 3 años es el límite que marca que empiecen a quedar fijados los recuerdos. Y no hablo de la memoria del cuerpo, sino de la episódica, que es ésa que nos permite evocar historias, personas y acontecimientos.

Llamadme tonto, pero me apetece mucho, mucho, estar presente así en la mente de mi hija. No sólo como una sensación agradable, sino también con nuestras historias bonitas. 

Con el perrete que fue un poco pesado, y no dejaba de pedirnos comida. El día en la playa cazando como cavernícolas cangrejos. El riachuelo que hace poco intentamos pasar y nos mojamos. O las ortigas que nos picaron y nos hicieron granitos.

Quiero estar, ahí, en una historia bonita, que ella recuerde en sus momentos buenos y momentos malos. 

Y en mi mente confusa, a veces rígida, y un poco loca, la fecha límite son los 3 años ❤️

Gorka Saitua | educacion-familiar.com

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