Intervenir desde fuera de la lógica de la reciprocidad

Las intervenciones clave son aquellas en las que damos, sin saber que damos. Y en las que la persona recibe, sin saber que recibe. ¿En qué momentos pueden ser?

A menudo, recibo halagos por el trabajo que dedico al blog.

Frases del tipo «eres muy generoso» o «menudo regalo que me has hecho con este post».

Yo me revuelvo, y me niego a aceptarlo. Por dos razones, una interna y otra filosofíca o moral.

Por un lado, este reconocimiento genera una profunda ambivalencia en mí. Me desborda. Por un lado, es algo que deseo con mucha fuerza pero, por otro, siento que se me coloca en un pedestal que no me merezco. Y claro, me bloqueo.

Pero la más interesante es la otra razón. Y es en donde me quiero parar.

Porque, cuando alguien reconoce recibir un regalo, éste pierde algo de su valor. Es decir, que para que un DON se —como dice Stephane Vinolo, explicando a Jean Luc Marion—, para que uno pueda RECIBIRLO como un don, es necesario transcender la LÓGICA DE LA RECIPROCIDAD.

A fin de cuentas, si yo escribo en el blog es porque, de una u otra forma, ESPERO un beneficio mayor, por lo menos, cierta SATISFACCIÓN personal por escribir, conectar o ayudar a los demás. Por eso, muchos de ellos se sienten en la OBLIGACIÓN de reconocer mi esfuerzo. Es decir, que sienten que me tienen que DAR algo a cambio del regalo que sienten que les he hecho.

No lo niego, ésa es la razón de ser del blog.

Que no está mal, oye, pero que está INSERTA en la lógica de la reciprocidad.

Y aquí es donde quiero llegar.

Porque para que algo se reciba, de verdad, como un DON tienen que darse dos condiciones paradójicas: que el que DA no sepa que da, y que el que RECIBE no sepa que recibe.

Vale, tío, pero ponnos un ejemplo. Jolín.

Por ejemplo, se DA en el ESTAR PRESENTE.

Cuando una persona está presente, es decir, situada en el aquí y ahora, fluyendo y conectada con lo que sienten o necesitan los demás, sale necesariamente de esa lógica de la reciprocidad. Sencillamente, ese estado, de conciencia plena, le impide proyectarse hacia el futuro o verse a sí misma como un tercero DIFERENCIADO de su SELF, a quien necesita beneficiar.

En consecuencia, el otro siente placer, sin la necesidad de DEVOLVER.

Sólo en estas condiciones puede recibirse un DON, y sentirlo como tal. Y la frecuencia o duración de estas interacciones condiciona profundamente nuestra estructura y la forma de disfrutar.

Hay personas que viven la vida, y todo lo que ella les reporta, como un DON. Y otras, que recorrerán su tiempo sin disfrutar de lo que reciben y, por tanto, sin DAR.

Y eso depende mucho de cómo nos han sabido criar. De si nos han sabido o no DAR.

Mi propuesta es que nos preguntemos por más DONES que se salen de la lógica de la reciprocidad. O que, regresemos a nuestro pasado, y nos quedemos un ratito justo ahí.

Que rescatemos, también, los momentos de la intervención con las personas a quienes acompañamos, en los que hemos podido DAR, sin ser conscientes de que dábamos, y sin esperar resultados a cambio. Y lo sintamos dentro, muy en el cuerpo, para poderlos integrar y cuidar muy dentro, con cariño.

Porque eso es lo que queda, y lo que va a quedar.

¿Te animas a darle una vuelta?


En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.

Gorka SaituaAutor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

 

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