[…] Sentía un peso en su frente, una bola en el estómago, y el mundo parecía ir despacio, a cámara lenta. Era como si todo fuera hubiera dejado de ser real y, ahora, se pareciera más a una película. Pero, a pesar de todo, no se estaba tan mal ahí, cubierta por esa manta tan rara. […]
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