[…] Fue escuchar esa vaina y sentí como se despertaba un dragón dentro de mí. Un bicharraco que expulsaba fuego y abrasaba todo mi interior, y que me pedía a gritos soltar una hostia al psiquiatra de marras y gritarle que calladito y con un dedo metido en el culo, estaba mucho mejor. […]
Seguir leyendo «Una buena hipótesis»










Debe estar conectado para enviar un comentario.