Existen unas palabras mágicas. Pero son un secreto. Si os las desvelo, os tendría que matar.
Sigue leyendo si estás dispuesta o dispuesto a que te persiga un educador gordo con un machete.
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¿Estás segura?
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Tú misma. Ya estoy afilando el cuchillo.
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Vale. Tú lo has querido. Ahí voy:
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«Ahora duele mucho, pero va a pasar.»
Fuera coñas. Cuando una niña o un niño se desborda, necesita que un adulto de confianza le recuerde que eso que duele tanto va a fluir y va a pasar. Porque ellas y ellos, que viven en el presente, tienen la sensación de que va a durar PARA SIEMPRE.
—¿Ves? —puedes decir—. Cada vez que sale una bocanada de llanto, el cuerpo se alivia un poco. Llorando, salen los nervios, y poco a poco dejan espacio a la calma, que va a llegar.
Pero, si os confío estas palabras, no es tanto por el impacto que tienen en las niñas y los niños, sino por cómo suelen afectar a las personas adultas, cuyo niña o niño interior patalea, a veces, con más intensidad.
Porque ese pequeñajo de dentro, que resuena con el dolor de nuestras hijas e hijos, también necesita escuchar que todo eso va a pasar. Que el llanto no es tanto un síntoma de sufrimiento, como de que las cosas están fluyendo justo hacia donde deben ir.
¿Se ve?
Ah. Por cierto. Vigila tus espaldas. Porque cuando menos los esperes, estaré ahí 👻
En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.

Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, puedes ponerte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com