[…] Pregunta tonta: ¿Qué pasaría si tratásemos a los apegos más inseguros y desorganizados como lo hacemos con la neurodivergencia? […]
Seguir leyendo «Enseñanzas de la neurodivergencia para el apego»
[…] Pregunta tonta: ¿Qué pasaría si tratásemos a los apegos más inseguros y desorganizados como lo hacemos con la neurodivergencia? […]
Seguir leyendo «Enseñanzas de la neurodivergencia para el apego»[…] Total, a ella no le importa nada en qué trabaja su padre. Le vale con saber que es muy bueno dibujando y haciendo las cuentas que a ella le resultan tan complicadas. Eso basta para que se le iluminen los ojos. […]
Seguir leyendo «Maldito gato negro «[…] En estas condiciones, el único lugar donde se sentía valiosa la niña, era en casa, con sus figuras de apego y de referencia, que sí podían verla como una niña valiosa, con independencia de sus dificultades o circunstancias. Por eso, le cuesta tanto reconocer sus errores… quizás, porque todo su cuerpo grita: «Aquí no, por favor. Aquí no me hagáis también sentir pequeñita.» […]
Seguir leyendo «Lo único que me queda «[…] Todo esto para decir que, coño, colegas, compañeros y amigos, me habéis ganado. Teníais razón en echarme en cara que se me iba la pinza con este tema. Mi teoría hacía aguas. Me doy por vencido, os pongo la medalla, y me marcho caminando hacia atrás, despacito. […]
Seguir leyendo «Culpa y trauma: ¿una relación necesaria? «[…] Cuando se me salió el corazón, lo recogí apresuradamente, antes de que lo viera nadie.
Lo coloqué en su sitio como pude, con mucho dolor a través de la herida. Miré a mi alrededor para asegurarme de que no había nadie, y abandoné el lugar tembloroso, dejando un charco de sangre púrpura en el suelo. […]
Seguir leyendo «El día que se me salió el corazón | una metáfora del trauma «[…] Es una nube densa, oscura, como si hubiera una tormenta dentro. Sólo la puede ver él. Por eso, cuando Aita te mira, parece que no te ve. Que te atraviesa con la mirada. Es porque su imaginación y su mente están en otro sitio, muy lejos de aquí. […]
Seguir leyendo «Una nube gris»[…] A la vuelta, me la encontré saltando la manguera, feliz, canturreando repitiendo: «necesito un padre que no se enfade, necesito un padre que no se enfade…». […]
Seguir leyendo «“Necesito un padre que no se enfade”»[…] No olvidemos que una de las experiencias que más INSEGURIDAD provocan en las niñas y los niños es ver a sus padres actuar desde una posición desconectada. Es decir, verles hacer las cosas como robots, disociados, como si estuvieran en otro plano de la realidad. […]
Seguir leyendo «Gurús, desconexión y otras mierdas de comer»Un día nos tendremos que despedir y nunca más nos volveremos a ver.
Seguir leyendo «Memento mori | el lado triste del amor»[…] No tengo nada en contra de la dopamina, que mola protones, y nos ayuda a para iniciar y sostener la motivación, además de a disfrutar de los premios que hemos logrado o que nos merecemos. Pero esa dopamina, la de las pajillas, tiene un lado oscuro como base para la regulación emocional. […]
Seguir leyendo «¿Unas pajillas?»
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