[…] En este cacao familiar, no es extraño que uno de los hermanos (o hermanas), habitualmente el mayor, actúe lo que su padre o su madre no pueden poner en marcha, colocándose en una posición de superioridad frente al hermano menor. Un hermano menor al que, ahora que ha sido subyugado por el otro, pasa a cumplir la función de chivo expiatorio, es decir, a asumir como suya la responsabilidad que sus progenitores no pueden tolerar. […]
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