Sacudirse el miedo

[…] —Cuando nos metemos a la cama con emociones muy fuertes, como la que tu ayer sentías probablemente aquí, en la tripita —asintió levemente— la mente construye sueños a su alrededor, coherentes con lo que sentimos. Es como si nuestro cerebro, que es muy listo, nos ayudase a dar salida a esas sensaciones, creando un cuento para ello. […]

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La desescalada del miedo

[…] Sea como sea, debemos ser conscientes de que el miedo sube a toda hostia, como si Tyson te metiera un gancho con la derecha, pero que necesita mucho tiempo para bajar, sobre todo si ha tenido la oportunidad de convertirse en ansiedad, es decir, en ese miedo difuso aparentemente no asociado a nada concreto, y que nos hace sentir francamente mal. […]

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La sirena que perdió su canto (1 de 2)

[…] Abrumada por la sensación de no ser suficiente, de no tener valor, Alissa tomó una decisión. No iría a la escuela. Se internaría en lo más profundo de la fosa de los huesos —el lugar donde nadie debía ir— en busca de respuestas. La leyenda decía que, si una sirena lograba sobrevivir, podía hacerle una consulta al Kraken, el sabio del abismo, el único ser que la podía ayudar. […] 

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Diario de un gilipollas (I) 

[…] Pero yo, que veo las cosas con el filtro de la lucha, no lo puedo ver como ella y pienso: «coño, Mariña, no hagas eso, que le estás dando la razón y alimentando su temor» y, claro, me cabreo un punto más. Y me sale un punto conductista que no me gusta nada reconocer: «estás provocando que nos lo vuelva a hacer». […] 

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