[…] No acepto que, tal y como se nos dice, la filosofía tenga una fusión meramente emancipadora. De hecho, pensar mucho, poner las ideas en duda, y cambiar de ideas “a la luz” del pensamiento, es una mecanismo especialmente eficaz y eficiente para mantener las cosas como están, paralizar la movilidad social, y evitar revoluciones de todo tipo. […]
Si algo he defendido toda la vida es a la filosofía. Me refiero al arte de utilizar la razón para cuestionar las creencias que gravitan sobre nuestra vida y que, a menudo, damos por válidas sin considerar otro tipo de alternativas, a saber, el antónimo de lo que conocemos como la ideología.
Sin embargo, no acepto que, tal y como se nos dice, la filosofía tenga una fusión meramente emancipadora. De hecho, pensar mucho, poner las ideas en duda, y cambiar de ideas “a la luz” del pensamiento, es una mecanismo especialmente eficaz y eficiente para mantener las cosas como están, paralizar la movilidad social, y evitar revoluciones de todo tipo. Porque, para luchar a favor de cualquier bien común, lo que hace falta es una suma suficiente de fuerzas, la deriva de las masas cabreadas y la certeza de estar en lo cierto, cosa que es imposible en una estructura molecular diluida formada por librepensadores.
Mucho me temo que esa filosofía que defiendo —porque en si día me salvó la vida—, no es más que una idea surgida y sostenida por los intereses del Capitalismo. “Sapere aude”: quizás no sea casualidad que surgiera a la sombra de la Ilustración, tolerada por ese Despotismo Ilustrado. De hecho, la primera cátedra propiamente dicha de Filosofía, como asignatura universitaria, la inauguró el amigo Georg Wilhelm Friedrich Hegel, que no es precisamente conocido por su trabajo revolucionario. Ya sabes, cosa imposible si alguien defiende un “Espíritu Absoluto”, a saber, una idea superior incuestionable, lógicamente descubierta, que rige el mundo y a la que se pliega necesariamente la historia.
Hoy vivimos algo parecido a lo que aconteció en e siglo XVIII, pero sin dar valor a la razón como vehículo del pensamiento. En cambio, se prioriza exposición y la popularidad —medida a golpe de like— como criterios de validación de las ideas, habiéndose simplificado éstas hasta límites irrisorios, en contenidos basura como éste, vídeos cortos de TikTok o memes, en un ejercicio de atomización y disgregación de las fuerzas sociales, que en otras épocas fueron sólidas, y hoy con suerte son líquidas y, en la mayor parte de las ocasiones, sucios gases.
Fue necesaria la aparición del Romanticismo para que se hicieran realidad grandes revoluciones. Es decir, el regreso desde las nubes hacia la tierra. Volver a confiar en las esencias, las religiones, la identidad de los pueblos, y toda esa mierda que terminó en el auge de los imperios y, finalmente en las ideologías que mejor han motivado la evolución de las civilizaciones, aunque a un coste tremendo: el fascismo y el comunismo. Sistemas políticos ambos imposibles de gestionar si no es a través de la confianza en sus súbditos en que es posible un pensamiento común que transcienda el individualismo.
Porque, amigas y amigos, necesitamos ese PASO DE LA FILOSOFÍA A LA IDEOLOGÍA para MOVER EL MUNDO. La filosofía es necesaria, claro, para diferenciarnos, para organizar nuestra individualidad y para motivar un comportamiento prosocial propio y suficientemente afianzado; pero la ideología —que tanta mala prensa tiene— es imprescindible para crear las sinergias que permiten luchar y obtener lo que es justo.
No hay nada malo en convertirse en “hombre masa”, decidido y agresivo. A veces es necesario.
Ir por libre es inútil cuando uno necesita defenderse, porque le están hostiando.
—No voy a ir a la huelga, Gorka —me decía hace poco una compañera, exponiendo sus criterios racionales, como una señora bien del siglo XVIII—. No se va a conseguir nada.
—A la huelga no se va para conseguir nada, amiga —le contesté, y no pude disimular cierto desprecio—. Se va por dignidad y porque hay que hacerlo.
Muchas veces es necesario mandar a tomar por culo la razón para aspirar a otro escenario.
El poder no teme a la razón.
Teme no poder aplicar la razón para ejercer el control y, sobre todo, a las masas unidas.
Intervención social de Bizkaia en lucha.
Huelga el 24 y el 25 de Mayo.
¡Por un convenio justo!
¡Por un convenio digno!
¡Basta de abusos!
Gorka Saitua | educacion-familiar.com