Liderazgo narcisista contra los juegos de rol 

[…] En los comienzos de las pandillas, hay gente de todo tipo, pero unos destacan sobre otros porque tienen más sed de protagonismo, reconocimiento y poder, y luchan con intensidad para ejercer dominio sobre los demás. Estos personajes, lo sean o no, suelen tener ciertos rasgos narcisistas, y eso es justo lo que les lleva a hacer el esfuerzo necesario para alcanzar ese poder. […] 

No sé si soy yo, o si también lo ha estudiado alguna mente pensante.  

Pero la cosa es que hay un fenómeno que se repite en casi todos los grupos sociales, y que está en el trasfondo de gran parte del sufrimiento que nos afecta a los seres humanos: vamos a llamarle el liderazgo narcisista.  

Fijo que lo has sufrido, por ejemplo, durante tu escolarización.  

A ver si te suena.  

Al principio, todo iba bien. En infantil, las niñas y los niños se juntan sin filtro, atendiendo a sus intereses. Un día juegan con uno, y al día siguiente con otro, en función del interés que les despierte el juguete o la actividad.  

No obstante, según van creciendo en tamaño y edad —y, sobre todo, cerca de la adolescencia—, los grupos tienden a consolidarse y se forman cuadrillas que cubren el sentimiento de pertenencia y la necesidad de diferenciación del mundo adulto, cosa que es normal.  

En los comienzos de las pandillas, hay gente de todo tipo, pero unos destacan sobre otros porque tienen más sed de protagonismo, reconocimiento y poder, y luchan con intensidad para ejercer dominio sobre los demás. Estos personajes, lo sean o no, suelen tener ciertos rasgos narcisistas, y eso es justo lo que les lleva a hacer el esfuerzo necesario para alcanzar ese poder. De cara al público, se muestran inteligentes, despiertos y divertidos, pero, si alguno de los miembros cuestiona su lugar, pueden ejercer diferentes modalidades de violencia, directa, indirecta o a través de terceros a los que implican en procesos de triangulación (“monos voladores”).  

Sin embargo, a todo poder le corresponde cierta resistencia. Y en estos grupos hay chavalas y chavales —muchas veces con rasgos relacionados con las AACC (altas capacidades)— que ven el juego y no lo tragan, entrando en oposición más o menos frontal con él. O dicen que no les va la vaina, o sencillamente no les siguen el juego, apartándose de él.  

Esta reactancia es interpretada por parte de los líderes narcisistas como una amenaza a su poder, por lo que actuarán desde la violencia para someter a los elementos díscolos, situándolos en el rol de chivo expiatorio, y proyectando sobre ellos toda su incompetencia y malestar.  

Llegados a este punto, el juego se hace evidente, y los seguidores de los narcisistas perciben el mal. Saben que se encuentran en una encrucijada. O se van con los líderes carismáticos, o se unen a la resistencia, sabiendo que eso implica la exclusión, la difamación y agresiones constantes a través de terceros que permiten salvaguardar el aura de luz de quien verdaderamente está motivando el acoso escolar.  

Y lo normal es que se vayan con sus líderes de siempre. Porque saben intuitivamente, pero de manera muy realista, que la lucha contra este tipo de poder es una derrota garantizada, porque nadie tiene la perseverancia y las ganas de luchar suficientes como para enfrentar la energía que desprende el trauma de las personas a las que nadie supo ni pudo nunca ver.  

Como la dialéctica del amo y del esclavo, yasabestú.  

Así que se conforman. Pero, al conformarse, entran en una disonancia cognitiva que te cagas, porque, a nada que sean buenas personas, les joderá protones participar en esta forma de violencia hacia los demás.  

En este momento, la parte reactiva del grupo, habitualmente mucho más consciente e inteligente, se separa del mismo para no sufrir en directo la exclusión y la violencia. Y se forma un grupo en paralelo, el grupo de los frikis, que son el blanco de todas las hostias, por lo que nadie quiere pertenecer a él. Un grupo mucho más horizontal y sano, donde se reproduce el placer del encuentro a edades tempranas, ensalzando, no el poder y el dominio sobre los demás, sino el disfrute de los núcleos de interés. Pero que, mientras, sigue sufriendo presiones y agresiones por parte del resto, porque —a pesar de lo que digan y muestren— les recuerda, día tras día, lo que les gustaría ser.  

Y estas son las estructuras de fondo que sostienen fenómenos como el acoso escolar, el acoso laboral, la perversión de la política, la violencia de género, etc. Gente que se siente con el poder de hacer daño a los demás, que ha perdido todo criterio de realidad, porque sólo se relacionan con un séquito que les ríe las gracias por miedo a pasar a estar en una esquina, jugando a rol con las personas con quien nadie quiere estar.  

Pero lo que de verdad me jode ahora que escribo esto, es que sea tan complicado defender en este mundo liderado por narcisistas y rodeado de monos voladores, que la historia de éxito no es la que nos han contado.  

Que, ahí estaba, en el patio del cole, jugando a dragones y mazmorras contra una pared.  


Gorka Saitua | educacion-familiar.com

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s