Un día nos tendremos que despedir y nunca más nos volveremos a ver.
Algún día nos tendremos que despedir.
Y lo haremos sabiendo que nunca nos volveremos a ver. Que entre tú y yo se erige un muro negro que nunca podremos derribar.
Lo más probable es que yo marche primero, y que tú permanezcas aquí, en el mundo, con las flores y los bichos que te gustan, una herida y un profundo sentimiento de tristeza y soledad.
Sé que, si enfermo, no lo voy a hacer bien. Ya sabes cómo soy y lo mal que me enfrento a la enfermedad.
Pero, pase lo que pase, suceda lo que suceda entre nosotros, quiero que te lleves un regalo especial. Es un regalo de despedida, pequeño, poca cosa, que —ya sabes— a mí no me gusta nada eso de regalar.
Quiero que sepas que, aunque me vaya sólo, te enfades conmigo, no puedas acompañarme, te vengas abajo, o lo que sea, te voy a perdonar.
Sea lo que sea que pase durante ese día, esa semana, ese mes o ese año en el que esté malito, no podrá eclipsar nunca el cariño que siento por ti. No hay nada de lo que puedas hacer en tu dolor que yo te pueda reprochar.
Nada.
Por muy mal que te pongas.
Por muy mal que sientas que lo has hecho.
Nada va a emborronar las risas que nos hemos echado juntos, las veces que nos hemos divertido tomándonos el pelo, los minutos y los abrazos cuando hemos estado bien o mal, las excursiones, los descubrimientos, los cuentos, las películas, el gustito de llevarte a hombros, las horas inmersos en la naturaleza o el gusto de comer juntos berberechos “a puñaos”.
Lo mal que lo pasemos nunca, nunca se lo va a llevar.
Y si alguna vez tienes la sensación de culpa, o de que no fuiste suficientemente buena conmigo, que sepas que voy a pedir permiso para volver.
Volver y aparecerme en tus sueños, como una sombra cálida y amable que te diga, con las palabras que necesitas, que ahora tienes que cuidarte, mejor incluso de lo que yo hice, porque no mereces sufrir. Y que el cariño que te tuve, por mucho que se esfuercen el mundo, el destino y el dolor de esos días, no lo conseguirán barrer.
Sigo contigo; aquí.
En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.

Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, puedes ponerte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com