Tenía mucho miedo a padecer tristeza postparto. No sólo por ella, sino por cómo podía verse afectado el vínculo con nuestra hija recién nacida. Así que tuvimos una idea: grabamos un vídeo en el que se daba consejos a sí misma para superarla llegado el momento…
Esto es lo que nos pasó 😳
«Vale. Estamos grabando. Ya sabes, este es un mensaje para tu yo del futuro. Lo va a escuchar cuando esté abrumada por los acontecimientos. Quizás sienta que no es una buena madre, que no puede con tanta responsabilidad. Puede que esté en cama, dolorida tras el parto. O que la niña no deje de llorar, y que no sepa cómo calmarla. Y para colmo, su marido, estresado por la situación, tampoco ayuda demasiado ¿Qué te dirías a ti misma para salir del pozo y tirar para adelante?»
No nos quedó tan redondo, pero esa era la idea.
Yo esperaba que ella dijese cosas del tipo “estate tranquila, compañera, que eso es una cosa que sientes ahora, pero todo pasa” o “equilibra la balanza y piensa también en las cosas que estáis haciendo bien, que no todo es negro como la noche”. Pero no. Ná de eso.
Empezamos regular y acabamos de culo. Haciendo el tonto. Ella, estresada por la cámara, no podía conectar con sus necesidades. Y yo, que no soy precisamente la sensibilidad en persona, venga que sí, presiona que te presiona. Así que acabamos descojonándonos vivos, y lo único que dijo es que, si se sentía triste, comiese chocolate. Tócate las narices. Introspección ejemplar. Buen trabajo.
Guardo el vídeo con especial cariño. Porque durante los 8 minutos y pico que dura, hay diferentes partes. La primera, en la que intentamos —muy malamente— acomodarnos al guión previsto. Una segunda, en la que tras la indebida presión por mi parte, ella sólo atina a decir lo del chocolate. Y una tercera, que es mi preferida, en la que conecta con el momento y se emociona bastante al verse proyectada en este futuro que vamos a vivir juntos. Qué bonita.
La cosa es que, claro, en el mes de vida que ahora tiene nuestra hija, hemos pasado por momentos vulnerables. Ha habido ocasiones en las que nos hemos visto superados por la responsabilidad, y sentido los peores padres. Y no sólo ella. Yo —el guardián de la cueva— también. Y, claro, hemos tirado de vídeo.
Es impresionante la cantidad de matices que percibimos al reproducirlo. Cómo se ven las cosas ahora que ya estamos en la situación que entonces temíamos y estábamos imaginando. Cómo nos ayuda resonar con esa personita asustada que nos habla desde el pasado. A la que nos sale calmar, y decirle que, vale tía, estamos tristes y jodidos, pero te aseguro, ahora que estoy aquí, oliendo a nuestra bebé y sientiéndola dormir en la barriguita, que no es para tanto.
Eso sí, cada vez que lo hacemos, me toca salir a comprar chocolate. Y el súper se está forrando.
Vamos, que no es como esperábamos. Pero nos ha encantado.
Y a ti ¿te serviría este recurso? ¡ay mi madre!
Te dejamos [sólo] el principio del vídeo, para satisfacer un poquito tu curiosidad 😏
Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com