Sacudirse el miedo

[…] —Cuando nos metemos a la cama con emociones muy fuertes, como la que tu ayer sentías probablemente aquí, en la tripita —asintió levemente— la mente construye sueños a su alrededor, coherentes con lo que sentimos. Es como si nuestro cerebro, que es muy listo, nos ayudase a dar salida a esas sensaciones, creando un cuento para ello. […]

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Una historia oculta tras el sometimiento y la imitación

[…] Pero, cada vez que imitaba a alguien, se despertaba una vocecilla dentro de mí. Una vocecilla que tenía tono de reproche y que me decía, y me repetía, que me estaba impostando a mí mismo, y que eso no estaba bien. Que las personas normales, que están bien, con suficiente personalidad, no hacen las cosas así. ¡No tienes personalidad! […]

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La historia familiar 

[…] Todas las familias funcionan así, sin apenas excepciones. Es la forma que un grupo de personas tiene de estructurar su funcionamiento a través de una narrativa que les otorga valor, dignidad, orgullo, y la sensación de ser capaces de decidir sobre su futuro. Pero, a veces, la forma de protegerse de alguno de los miembros entra en conflicto con todo esto. […]

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La narrativa de la espera, y la aparición de un dragón

[…] La cosa es que yo llevo encima uno desde que tengo uso de razón y recuerdos. Y me ha traído por la calle de la amargura, porque un tío de 100 kg, con apego evitativo y cara de mala hostia, que se pone a lloriquear como un mocoso en el cine… puescomoquenó. […]

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Cuando los adultos se vienen abajo 

[…] Ante una situación como ésta, no es extraño que los hermanos o las hermanas se carguen de energía. Es la forma natural que tiene su cuerpo de prepararlos para enfrentar los retos que, al parecer, se les vienen encima. Y lo habitual es que arranque su respuesta de lucha. Una respuesta que no sólo denota incomodidad ante la situación que están viviendo, sino una clara voluntad para hacer algo, es decir, pasar al acto, y resolver lo que los mayores no pueden. […] 

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Una historia bonita

A veces, no podemos resolver nuestros problemas, ni superar nuestras dificultades, pero siempre podemos convertirlos en una historia honesta, interesante y bonita.

En ocasiones, cuando sentimos verdadero aprecio por esa historia, esos mismos problemas y esas misma s dificultades se disipan en el viento. O se acaban percibiendo como pequeñas molestias, rodeados por lo hermoso que ha emergido o hemos construido en torno a ellas.

Nuestro sufrimiento no sigue las normas de la lógica de Aristóteles. Es algo mucho más misterioso y complejo.


Gorka Saitua | educacion-familiar.com