[…] Al principio, la policía se mostró reacia a intervenir, pero, al escuchar el llanto y el sufrimiento de la niña al otro lado del teléfono, intuyeron que algo iba mal y decidieron hacer una pasada. Una vez allí, consultaron con los mandos y, con su autorización, forzaron la puerta. […]
Seguir leyendo «El padre moribundo y el lobo negro»










Debe estar conectado para enviar un comentario.