[…] Por eso, son tan graves las actitudes que, con demasiada frecuencia, tenemos muchas y muchos profesionales —me vuelvo a incluir como víctima y verdugo— que, con nuestras teorías tan bien edificadas tras años y años de formación, acabamos incapacitando más si cabe a las personas. Porque las priorizamos a su experiencia, hasta el punto de que, si algo no cabe en nuestros esquemas, lo ignoramos como si no tuviera lugar o importancia. […]
Seguir leyendo «Dudas y preguntas como criterio de excelencia»