Un educador familiar siempre trata dos casos: las personas a quienes acompaña, y su propio niño herido.
Seguir leyendo «El educador maleducado»
Un educador familiar siempre trata dos casos: las personas a quienes acompaña, y su propio niño herido.
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Me siento muy halagado de poder colaborar con profesionales que apuestan de manera directa y decidida por criar con respeto y a través de los #buenos_tratos.
Gracias, Eneritz Allue Perez.
Empujé al chico hacia una esquina, y ocupé su lugar.
«Juzgadme a mí. Uno a uno».
Los hijos o hijas reabren nuestras heridas, brindándonos la oportunidad de sanarlas o haciéndonos caer al abismo.
Nuestras partes protectoras tienen una edad concreta, porque están ancladas a las dificultades y retos que tuvimos que superar en determinados momentos de la vida. Nuestro trabajo es localizarlas y darles la mirada y el cuidado que nunca tuvieron. Es una forma poética de hacer justicia.
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