Autoritarismo para «cuñaos»

Éstos son los videos que circulan entre los defensores del autoritarismo en la crianza de los niños y las niñas. Parecen inofensivos, pero mirad.


Me cabrean mucho estas cosas, entre otras razones porque dan a entender que “con disciplina se arregla todo”.

En mi trabajo como educador familiar, en el que he disfrutado de algunos éxitos, ninguno ha sido el resultado de que los progenitores se hayan puesto más firmes con sus hijos.

Si me ciño al vídeo, empezaría con una pregunta:

¿Qué lleva a un niño a llamar a la policía para denunciar a su madre? Un niño de esa edad —al rededor de los 10 años— es hasta cierto puto consciente de las consecuencias que eso puede tener: el enorme enfado de su madre y su posible separación [al menos] temporal. Si un niño está dispuesto a asumir esos riesgos, tengo la absoluta seguridad de que la situación que ha vivido ha sido muy grave. Y no creo que haya podido relatarla con suficiente cuidado y detalle a un operador desde el teléfono de su casa.

Asó que, interrogar al niño de esa manera, durante apenas 1 minuto y en presencia de su madre, es una terrible negligencia policial. Todos los que conocemos un poco como funciona el cerebro de un niño (o niña) de esa edad, sabemos que le resultaría muy complicado comprometer el vínculo con su madre para hacer un relato fidedigno de la realidad.

De hecho, quienes trabajamos en servicios sociales, sabemos que los niños y las niñas sólo relatan la negligencia, las agresiones y el abuso, cuando se encuentran protegidos y en compañía de personas que han convivido mucho tiempo con ellos y ellas, y a las que consideran un lugar seguro.

Lo que también resulta evidente es cómo esta experiencia puede afectar a las posibilidades que puede tener este niño —presunta y casi segura víctima de maltrato con un cinturón— de solicitar ayuda a las autoridades en caso de serle necesario.

Es decir, que no sólo no se han respetado las condiciones mínimas para poder escuchar a una víctima, tachándola inmediatamente de exagerada, manipuladora o mentirosa, sino que, además, se le ha negado una ayuda legítima exponiéndola innecesariamente a dos nuevos maltratos: el que probablemente sea el resultado de la ira de su madre, y el que tiene que ver con haber sacado fuerzas de la nada para pedir ayuda, y encontrarse con la más fría indiferencia.

Imaginemos por un momento que la que ha llamado es ella, como resultado de la agresión con un cinturón del padre del niño. Y recreemos en nuestra mente el mismo diálogo, sólo que ella está en el lugar del niño, y el maltratador observando.

Creo que todos nos echaríamos las manos a la cabeza ¿verdad?

Vivimos en un mundo que presume de empatía hacia las niñas y los niños, pero que, en el fondo, los trata como objetos que son propiedad de su padre y de su madre, con los que se puede hacer cualquier mierda.


Ver vídeo aquí: https://www.facebook.com/146389735862109/videos/154267678407648/UzpfSTUyMDE0Njg2MzpWSzoxNDE0Njc1NTQ4Njg5NTUy/

No os perdáis los comentarios.


Gorka SaituaAutor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia, es la teoría sistémica estructural-narrativa, y la teoría del apego. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

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