Gabriel García Najarro (Gabi), gracias

Indartzen_Despedida_Gabi

Ha fallecido una de las personas que más influyeron en mi vida. Y no pude darle las gracias en vida. Espero que, al menos, estas palabras puedan llegar a su familia y amigos, y que podamos compartir el agradecimiento que siento. Gracias Gabriel García Najarro (Gabi), por tu forma de estar en el mundo, y en tu trabajo.

Voy a escribir en presente, como si aún estuvieses con nosotros. No me sale hacerlo de otra manera. Quiero que mis palabras recuerden toda tu vitalidad y compromiso.

¿Sabes? Tenía planes para ti. Ahora que dispongo de un pequeño medio de comunicación, me siento en el compromiso de sacar a la luz las cosas importantes. Quería entrevistarte. Que tu voz llegara a todo el mundo. Darte un pequeño homenaje y decir, mirad gente, este es el modelo de persona del que llevo todo el rato hablando. Lo que quiero ser. Tomad ejemplo.

Quería tener una excusa para contactar de nuevo contigo. Confirmar que te acordabas de mí. Y volver a sentir esa mirada validante. Mostrarte orgulloso en qué me había convertido. Agradecerte que si hoy soy quien soy y me dedico a todo esto, es porque tuve la mejor de las inspiraciones. Tú mismo.

Así que he decidido interrumpir las vacaciones. Porque te lo mereces. Porque no quiero dejar esto a medias, todo por los suelos. Te mereces que sienta de lleno esta tristeza, y que te dedique este tiempo. Pero disculpa si me trago las lágrimas, está mi mujer por ahí y no quiero parecer demasiado blando.

Fuiste mi profesor de filosofía durante una época complicada. 16 y 17 años. Dos cursos. Ahora suena ridículo, pero me sentía profundamente aislado. Más raro que un perro verde. Si echo la mente atrás puedo sentir cómo mi identidad se iba construyendo. Un día un ladrillo, otro día dos, y el tercero vendaval y escombros que van a hacer de cimientos.

Ir al colegio era difícil. No percibía que cayese bien a las personas. Me sentía agredido y hostil a partes iguales. Además, bajonazo en los estudios. 7 pencos. Mi rutina era dejar pasar los días, sin demasiado interés por las cosas. Mal camino.

Pero en tus clases las cosas eran diferentes. Nos hablabas de Platón, Descartes, Kant, Nietzsche y Ortega y Gasset, dejando que discutiésemos sobre nuestras cosas. Nunca dabas tu opinión. Querías que pensásemos por nosotros mismos. Yo iba sintiendo que los contenidos me entraban, encajaban perfectamente en mi cerebro, conectaban mis experiencias y me hacían percibir un calor nuevo.

“Más Platón y menos Prozac”. Me ayudaste a sentir que valía para algo. Durante un tiempo me mantuve firme, lo suspendía todo. Excepto tu asignatura, donde siempre había un sobresaliente.

Yo no quería llamar tu atención. No quería expresar mis emociones. Con esa edad lo consideraba una debilidad inconfesable. Pero un día me llamaste a tu despacho. Recuerdo que parecías enfadado. Me dijiste con severidad que ya me valía, que me estaba relajando. Que esa evaluación iba a tener un notable. Creo que viste la sorpresa en mis ojos ¿un notable? ¡No fastidies! Eso está muy bien, ¡si no mira el resto de las notas!

Pero fuiste implacable. Repetías que yo valía mucho más que ese notable. Y que lo que para otras personas podía ser un éxito, era para mí un absurdo fracaso. Aún hoy creo que no era una pose. Te creías lo que me estabas diciendo.

Algo se movió entonces. Compré un libro que nos habías recomendado. Era una obra de Gibran Jalil Gibran. El profeta, se llamaba.

No entendía nada. Pero nada de nada. Pero ese libro me acompañó en la mochila prácticamente durante todo el curso. Se convirtió el algo parecido a un emblema. Me daba seguridad y me hacía sentir que merecía la pena. No sabía hacia dónde iba, pero tenía la certeza de haber elegido un camino. El bueno. Y cuando uno elige sus propias batallas, los golpes duelen menos.

Me mirabas y me veías. Aceptabas mis reservas, y me permitías mi espacio. Pero sentía un guiño cada vez que me cruzaba con tu mirada. Algunos dirán que vaya chorrada, pero estos pequeños gestos, casi imperceptibles, fueron los que cambiaron mi vida.

Mira a lo que me dedico. Estate un rato, que quiero tenerte otra vez cerca. Me fascina mi trabajo. Intento ayudar a la gente. Acompañarles en sus dificultades y celebrar sus éxitos. Me lo tomo en serio. Y créeme si te digo que durante todos estos años me ha acompañado todo esto. Has estado conmigo y he seguido sintiendo esa mirada. Con esta armadura, me voy a cualquier guerra.

Así que ojalá hubiese podido volverte a encontrar y decirte lo que has significado. Eras un tipo duro, no creo que te hubieses emocionado. Yo quizás sí, porque ahora estoy más blandito. Pero quizás en tu jubilación te habría quedado el recuerdo de que te visitó un viejo alumno y reconoció el valor de tu esfuerzo. No es sólo contigo, llevo una temporada que llego tarde a todo. Pero espero que al menos tu sobrino Edu pueda sentir parte del orgullo que yo ahora siento.

Gracias de corazón. Nos mantenemos en contacto.

Un abrazo muy fuerte a todos tus amigos, y sobre todo para tu familia.

Gracias_Gabi


Puedes comentar y compartir el artículo si quieres participar en este pequeño homenaje. Muchas gracias.


Gorka SaituaAutor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

7 comentarios en “Gabriel García Najarro (Gabi), gracias

    1. Gorka Saitua

      Gracias a ti, Paloma, por tus palabras de agradecimiento. Gabi fue uno de esos profesores que por su sabiduría, fortaleza y amabilidad, te acompaña durante el resto de la vida. Significó mucho para mí, y le recuerdo con mucha frecuencia.

      He podido hablar con algunos/as compañeros de clase, y he sentido que mi experiencia no fue la única. Gabi nos ayudó mucho a pensar por nosotros mismos y disfrutar con ello. Y nos trató de una forma especial, ayudándonos a respetarnos un poco más a nosotros mismos.

      Estoy convencido de que muchas personas le llevarán muy dentro, como uno de esos buenos recuerdos que no sólo te dan alegría, sino que te ayudan a ser algo más fuerte en los momentos complicados.

      Ojalá hubiese podido decirle todo esto en persona. Eso sí que me da pena.

      Un abrazo muy fuerte.

      Gorka.

      Me gusta

  1. Greisy Babal Llorente

    Gorka,soy amiga de la hija de Gabriel,no le conocí en persona pero sabía de èl por como me hablaba ella y compartía algunas cosas de su vida ,sobre todo sus dolencias , me encantaba su expresión del rostro,su risa ,de esas personas q transmiten sin conocerle
    ,me quedo con la ilusión con q su hija habla de su padre y me hubiera gustado conocerle en persona ,he llorado por tus palabras ,simplemente gracias.

    Le gusta a 2 personas

    1. Gorka Saitua

      Gracias a ti, Greisy, por participar en este pequeño homenaje.

      Yo también me he emocionado al escribir el texto. Creo que, sobre todo, me ha entristecido haber llegado tan tarde; y tener que decir a su familia y amigos lo que creo que tenía que haber dicho en persona.

      Debes saber que para mí es muy importante recibir estos comentarios, hacen más real este gesto, y de alguna manera me permiten saber que ha tenido sentido.

      Un abrazo muy fuerte.

      Gorka.

      Me gusta

  2. Victoria

    Hola Gorka :Soy Victoria,hermana mayor de Gabriel.Muchas gracias por tu generosidad al compartir con nosotros tus vivencias con mi hermano .Es el mejor hombre que yo conozco y como hermano » UNiCO» !!!!! .Gracias un abrazo

    Le gusta a 1 persona

    1. Gorka Saitua

      Gracias Victoria. Me siento un poco extraño por haber invadido así la intimidad de vuestra familia en un momento tan doloroso, y abrumado por vuestra cálida respuesta.

      Conocí a Gabi con 16 y 17 años. En la actualidad tengo 37, y aún tengo muy presentes sus palabras. Influyó mucho en la deriva de mi vida, siendo un modelo de persona al que siempre me he intentado parecer, y una gran fuente de motivación para mis estudios y mi trabajo.

      Creo que hay algo de él en este blog, y en lo satisfecho que me encuentro en mi trabajo y mi vida. Me enseñó filosofía, y tengo varios libros de esa materia en la mesilla de noche. Pero sobre todo me enseño a pesar por mí mismo, y quererme a pesar de las adversidades.

      Y por cómo han encajado mis palabras en mis antiguos compañeros, me consta que hay mucha más gente agradecida. Ha sido un verdadero lujo haberle podido disfrutar.

      Un abrazo.

      Me gusta

  3. Pingback: Un robot explosivo | O el día que empecé a perder las ganas de dibujar – educación familiar