Neurociencia del desastre. 

Un pentágono dibujado en el suelo, y algunas velitas. Las palabras adecuadas y un tío mitad carnero que se nos aparece. Sonríe con picardía, y nos entrega un antiguo manuscrito. La escritura cuneiforme nos remite a la antigua Babilonia. Un anciano lo traduce. Instrucciones para que destruyas a su hijo o hija. Hagámoslo público; es hora de conquistar el mundo ¡Muahahahahahaha! 

Destrozarles la vida no es tarea fácil. Los niños y niñas son muy resistentes a las adversidades. Pueden vivir experiencias muy duras, como guerras, torturas y violaciones y salir adelante. Además, los muy tercos se acaban vinculando a cualquiera, por muy mal que les traten, y por muy mal que hagan las cosas.

Por ello, si quieres hacerles daño, y perderles para siempre, tienes un trabajo complicado. Nuestro consejo es que sigas el siguiente plan. Te garantizamos los peores resultados.

Lo primero, ignora sus señales de bienestar o malestar. Que lloran, pues pasa de ellos o ellas. Que se alegran, para ti no son esas tonterías. Así irán desarrollando poco a poco la sensación de que el mundo es un lugar hostil, y de que no se puede confiar en las personas. Además, tendrán que lidiar constantemente con factores de estrés tóxico que irán día a día envenenando su cerebro y destruyendo su capacidad para empatizar, autorregularse y tomar buenas decisiones.

Relaciónate siempre con ellos en función de tus propias necesidades. Que tú deseas algo, pues nada, a por ello. Es muy importante que te la traiga al pairo lo que quieran. Procura que se sientan excluidos cómo personas. Transmíteles que lo que quieren no es importante, tanto con las palabras como con los hechos. Todo a una.

Esfuérzate por observar sus errores, y convéncete de que nunca llegarán a nada. No te olvides que una de las cosas que más va a influir en su autoestima y su desempeño, es lo que tú esperas. No lo dudes, si quieres que fracasen, cuídales como incapaces o —directamente— trátales como basura.

Recuerda que tienen que comportarse siempre como tú quieres. Que un día puedes querer una cosa, y al siguiente otra. Eso es, vuélveles locos. Que tengan que estar siempre pendientes de tu estado de ánimo. Una de cal y otra de arena. Que no tengan nada a lo que agarrarse, y que estén siempre bajo la espada de Damocles de un posible castigo.

La comunicación, que sea lo más perversa posible. No vaya a ser que queden claras las cosas. Di una cosa con las palabras, y otra diferente con tu cuerpo. Ponles en situaciones en las que hagan lo que hagan pueden salir malparados. Exponles a conflictos de lealtades: o con él o conmigo. Recuerda que sólo son para ti, y que cuanto más quieran a otras personas, menos cariño pueden darte.

Y por supuesto, niega sus emociones ¿que están tristes? ¡eso no es nada! ¿que tienen miedo? ¡tú no puedes sentir eso! ¿qué se enfadan? Dos tortas. La violencia es la mejor manera de llevarles por el buen camino.

Este es el mensaje que nos dio el Mensajero del Averno para hacer de todos los padres y madres una verdadera mierda. Pero sus palabras fueron proféticas donde las haya: “permitid y dejad que la gente complete mis enseñanzas, seguro que tienen muy, pero que muy malas ideas”.

Ahora en serio, para más información te recomendamos este vídeo de la Universidad de Harvard ¡No te lo pierdas!

Si quieres saber más, pero no quieres relacionarte con el demonio, te recomendamos el blog  de José Luis Gonzalo. Una verdadera delicia.

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Autor: Gorka Saitua Pedagogo de formación. He trabajado desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de la provincia de Bizkaia. En la actualidad soy orientador familiar.