¡Valientes! ¡Angelitos! Homenajeamos ridículamente a los niños y las niñas que sufren, para no acompañarlos en el sentimiento.
¡Valientes! ¡Angelitos! Homenajeamos ridículamente a los niños y las niñas que sufren, para no acompañarlos en el sentimiento.
Otra realidad de los atentados de Cambrils y Barcelona: no todas las víctimas disfrutarán de buenos tratos reparadores.
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