Lo único que me queda 

[…] En estas condiciones, el único lugar donde se sentía valiosa la niña, era en casa, con sus figuras de apego y de referencia, que sí podían verla como una niña valiosa, con independencia de sus dificultades o circunstancias. Por eso, le cuesta tanto reconocer sus errores… quizás, porque todo su cuerpo grita:  «Aquí no, por favor. Aquí no me hagáis también sentir pequeñita.» […] 

Seguir leyendo «Lo único que me queda «