[…] La vergüenza apareció en su doble versión: como fuerza que inhibe los procesos de diferenciación —o los enmarca—, pero también como brújula de incomodidad que indica la frontera fértil en la que pueden emerger fenómenos liminales, a saber, seres, experiencias, ideas, deseos… que no son posibles en el centro de nuestros mundos. […]
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