[…] A menudo, sentimos la desregulación de las chavalas y de los chavales como si fuera un fracaso propio o de la familia, entre otras cosas, porque vivimos con el mito de que el progreso debe ser uniforme y lineal. Pero la realidad se impone, y no es infrecuente que esas chicas y esos chicos se revuelvan cuando las cosas empiezan a ir un poco bien. […]
Seguir leyendo «Desregulación: una oportunidad de reparación «
Debe estar conectado para enviar un comentario.