Diferenciarse para reconocer el legado familiar

[…] En un primer vistazo, podría entenderse que diferenciación y pertenencia son algo así como antónimos, ¿verdad? Es decir, que para que una persona pueda constituirse también como una unidad diferenciada, debe renunciar, de alguna manera, a ser parte del grupo, dado que la identidad individual y grupal chocan como dos chivos en época de celo. […]

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El mayor fraude de la educación familiar 

[…] Uno de los grandes fraudes—así, en mayúsculas— de la psicología y la educación familiar es atribuir a las madres y los padres por defecto la responsabilidad del sufrimiento que padecen sus hijas o hijos. Ya sabes, como si existiera una relación causal entre los cuidados que han recibido y los síntomas que puedan presentar. […] 

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