Informes: acto de amor y justicia narrativa

[…] Para mí, los informes son una “llave” que puede “abrir puertas a nuevos significados”. Que propone a las personas y a las familias nuevos movimientos, nunca desde la posición del experto que conoce cuales son las mejores soluciones para sus problemas, sino desde la curiosidad más honesta. […]

Todas y todos los que curramos en Servicios Sociales deberíamos tener, también, consulta privada. Así nos daríamos cuenta de las burradas que hacemos. 

Por ejemplo, nos daríamos cuenta de lo dañinos que son los criterios implícitos que seguimos para hacer los informes, y que ni siquiera cuestionamos. 

Lo cuento para que se sepa. 

Cuando hago un informe en consulta privada, nunca, jamás, lo escribo con el objetivo de describir la realidad. Parto del hecho de que lo que pasa es por su propia naturaleza inabarcable por las palabras. Es más, diría que tratar de describir con fidelidad esa supuesta realidad es la forma más estúpida y falaz de atentar contra la verdadera naturaleza de los procesos. Porque la realidad es —como diría J. Lacan— en esencia eso, procesos que acontecen fuera del dominio de lo simbólico y de las palabras, es decir, todo eso que las personas implicadas y nosotros como profesionales todavía no hemos elaborado. 

Entonces, ¿cómo enfocas los informes en el ámbito privado, colega?

Para mí, los informes son una “llave” que puede “abrir puertas a nuevos significados”. Que propone a las personas y a las familias nuevos movimientos, nunca desde la posición del experto que conoce cuales son las mejores soluciones para sus problemas, sino desde la curiosidad más honesta. 

Es un planteamiento hipotético que no aspira, ni de coña, a describir la realidad, sino que invita a mirar de otras maneras, asumiendo explícitamente el riesgo —más que probable— de estar equivocado. 

Es decir, no responden nunca a la pregunta «¿qué pasa?» o «¿qué debería pasar?», sino que formulan las siguientes preguntas: «¿qué maneras alternativas puede concebirse el síntoma?» y «¿qué pasaría si obraran determinados movimientos?»

Se trata de informes cuidadosamente escritos, pactados —sí, flipa— con las personas implicadas, que se arrojan al mundo como una caña de pescar, que espera a que alguien con suficiente sensibilidad pique el anzuelo. Porque, ya sabemos, mucha de la peña que orbita en torno al síntoma no les van a hacer ni puñetero caso, pero quizás, a alguien intuitivo, sensible y bondadoso puede servirle para reafirmarse en su posición, completarla, o invitarle a seguir explorando en su propio proceso. 

Se trata de informes que disfruto haciendo, porque son un ejercicio de creatividad y de amor hacia las personas a quienes atiendo, y que, en muchas ocasiones, se reciben al otro lado como un regalo, como una forma de justicia narrativa, o como una oportunidad para acercarse a la realidad con otros ojos, de otra manera. 

Son más arte que ciencia. Más metáfora que datos. Más espacio de exploración que significados cerrados. Son respetuosos con la idea de que no tenemos acceso a los procesos que realmente acontecen, es decir, a lo que aquí y ahora está pasando. Y, en vez de hacer pronósticos y predicciones, identifican lo que sería hermoso que pasara para poder estar al tanto. Porque no es extraño que en los procesos de orientación familiar pase la seguridad ante nosotras y nosotros, y ni siqueira la veamos. Y es una verdadera pena perdérselo. 

Ahora, ve y para. Y piensa, conmigo, que estos informes también podrían hacerse, en los mismos términos, y con el mismo amor —si, no me avergüenzo de utilizar esta palabra— en el sistema de protección a la infancia. 

Ya sé, alguien me vendría diciendo que no es posible, flipao, que necesitamos de los informes para tomar decisiones. Y que los informes tienen que reflejar la realidad para eso. Y, entonces, yo le cascaría que lo que reflejamos en ellos no es, jamás, la realidad, sino una ficción que hemos construído con el único objetivo de apoyar a la administración pública, nuestro cliente, a tomar decisiones que muchas veces previamente se han pactado. Y que eso no es sólo una falta de ética profesional, sino una irresponsabilidad manifiesta. Porque, cuando un relato fijo se interpone y sella frente a la realidad de una familia, hay determinados procesos que colapsan, y esos suelen ser precisamente los que se asocian con la espontaneidad y la frescura. 

A veces, pienso que lo más traumático para las familias a las que atendemos no es tanto enfrentarse a la amenaza de que se declare una situación de desproteccion, y que se imponga que una niña, un niño, o una adolescente vaya a un recurso residencial, o a una familia de acogida, sino enfrentarse a alguien —por ejemplo, yo— que es esencialmente violento al tener como propósito hacer esa fotografía inamovible, fija. 

Pero, a veces, necesitamos los informes para apoyar las medidas de protección, Gorka, ¿en qué mundo vives?

Pues en el mismo que tu, colega. En un mundo en el que la administración pública tiene tanto miedo al sistema judicial, que se pasa por el orto la deontología. Por eso, quizás, la solución no pase por hacer informes descriptivos, co*o, sino por sensibilizar a los jueces y a la fiscalía. Sé que es un trabajo a largo plazo, que da pereza y que suelen tener un palo metido en el culo, pero tampoco nos podemos quejar tanto de ellos si no lo hemos intentado. 

Porque los valores, amigas y amigos, sean en el ámbito personal o profesional, no se negocian. Y yo, como muchas y muchos de mis compañeros, anhelamos con verdadero deseo, ímpetu, e ilusión, el día en el que, por fin, podamos hacer las cosas para beneficiar a las personas a las que atendemos, y que verdaderamente desea dejar de sufrir, en vez de la comodidad del funcionariado y los equilibrios de poder que sustentan al sistema. 

Y, si no nos queda más co*jones de hacer informes para apoyar medidas de protección, pues que sólo se hagan en estos términos los estrictamente necesarios, que estén bien acotados los tiempos a los que se refieren, que no hagan explícita ni implícitamente previsiones, no hablen jamás de rasgos de identidad o de supuestas “enfermedades mentales”, que describan perfectamente bien las limitaciones con las que han sido escritos y su objetivo (justificar las medidas), y se contemple la posibilidad de que toda la observación esté mediada —como siempre pasa— por la relación que los diferentes componentes de la familia tienen con los diferentes profesionales, por la relación que los profesionales tienen entre ellos, y por cómo todo este entramado relacional mira hacia el síntoma. Y que terminen, como acto de amor y de justicia, invitando a pensar más y mejor, a través de preguntas reflexivas. 

Preguntas reflexivas que inviten a pensar en términos de movimiento, de procesos que nunca, jamás, están estancados, aunque ante la mirada estrecha de las y los profesionales, a veces lo parezca.  Preguntas que sirvan de contrapeso, y que apoyen cierta forma de justicia narrativa. 

Si no, dejo este post a los abogados de la otra parte, para que puedan tirar por tierra nuestros propios argumentos. 

Porque no los hay. Y si parece que existen, no se sostienen ante un ataque suficientemente sensible y formado. 

Ante la bofetada que nos merecemos. 

Gorka Saitua | educacion-familiar.com

Un comentario en “Informes: acto de amor y justicia narrativa

  1. Avatar de dependabletotally2bba8b2dc5 dependabletotally2bba8b2dc5

    Joder es q estaría diciéndote lo mismo en un monton de publicaciones q parecería una loca fanática con admiración persecutoria. Pero es q es tan extrapolable a nuestras prácticas en educación esto de los informes y etiquetas q casacamos a los chavales solo para poder justificar recursos y ayudas q de otra manera no tendrian y aun asi es bastante cuestionable esa ayuda q se supone tendran gracias a nuestros informes. Pero asi podemos preservar nuestra valía profesional , si es el.niño el q tiene una tara o la familia, si el foco del problema está en ellos y en el diagnóstico q les casquemos ya no tenemos q revisar nuestras practicas,, nuestro trabajo, nuestra valía profesional… no, eso está asegurado yo y mi trabajo es coñonudo el problema ws q el niño tiene….es…y/o es q esta familia es….En fin….cuanto desafío por delante. Gracias de nuevo por tus reflexiones

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