Antes de preguntarte por el trauma

«La calma puede ser un resultado grato, pero no debe ser nunca un objetivo».

Antes de explicar la conducta de otra persona a través del trauma, hazte, al menos, las siguientes preguntas: 

¿Qué tipo de violencias está sufriendo en el presente esa persona? En muchas ocasiones, lo que nos parecen respuestas desproporcionadas ante los eventos, están plenamente ajustadas a las agresiones sutiles u ocultas que está padeciendo. 

¿Tiene un estilo sensorial o de procesamiento de la información diferente? ¿Es neurodivergente? Puede que parte del fenómeno se explique por el estrés de estar inmersa en una sociedad compuesta por personas que piensan y sienten diferente, que, además, no pueden o no quieren adaptarse a sus necesidades.

¿Está sufriendo diferentes formas de injusticia? No vaya a ser que lo que entiendas como conductas problemáticas sean, en el fondo, intentos legítimos de recuperar el lugar que merece. 

¿Qué lugar tiene reservado en sus grupos de apoyo naturales? A no todo el mundo se le concede una posición desde la que defender de manera asertiva o “adaptada”, sus derechos o sus intereses. 

¿Cómo le afectan sus condiciones socioeconómicas? Porque puede ser que esté expuesta a estresores de altísima intensidad que, desde tu posición de privilegio, ni te imaginas. 

¿Qué pérdidas ha sufrido? A veces, lo que malinterpretados como trauma está relacionado con duelos que impiden el acceso a la seguridad que pueda ofrecer la vida después del fallecimiento o marcha de un ser querido.

¿Qué es lo que le hizo y le hace sentir segura? No olvides que el desamparo, en su vertiente más cruda, no es el resultado de la acumulación de estresores, sino de la falta de acceso a la seguridad que apacigua el alma.

¿Qué tipos de adversidad temprana ha padecido? La deprivación sensorial en la infancia condiciona significativamente también el desarrollo del sistema nervioso y la respuesta ante el peligro. 

¿Qué impacto tiene en su sufrimiento sus conclusiones afectivo-sexuales o de género? Porque la cultura promueve y legítima determinadas formas de expresión, en detrimento de otras. 

¿Su problema se podría al resolver con la movilización colectiva? A veces, uno no necesita lamerse las heridas, sino hacerse fuerte con otras personas damnificadas y reconquistar el territorio perdido. 

¿Qué respuesta tiene su sufrimiento por su parte, y por parte de las personas que tiene cerca? Muchas conductas sintomáticas no anclan sus raíces en el trauma, sino en las respuestas insensibles, desconectadas o desafortunadas de uno mismo y su entorno. Y que muchas veces, perpetúan o agravan el problema. 

¿Qué historias de dignidad, justicia y resistencia fueron acalladas o subyugadas? Porque tampoco sería extraño pensar que la persona señalada esté tratando de poner en valor todos los esfuerzos que ha hecho para satisfacer sus necesidades y las de sus seres queridos. 

¿Qué relación tengo yo, como profesional, con ese sufrimiento? No vaya a ser que tus tripas comuniquen algo que no estés percibiendo. 

Debemos ser muy cuidadosas y cuidadosos a la hora de atribuir la conducta de las personas al trauma. No olvidemos que, en muchas ocasiones, ello implica la culpabilización de la víctima de su propio sufrimiento y, lo que es peor, cierta exoneración hacia el victimario. 

No seamos cómplices en la transmisión interpersonal e intergeneracional de la injusticia y la violencia.

El sufrimiento es relacional, y son las relaciones las que tienen el potencial de sostenerlo y sanarlo. 

«La calma puede ser un resultado grato, pero no debe ser nunca un objetivo».

¿Se te ocurre alguna pregunta más? Ayúdame, por favor, a completar el artículo. 

Gorka Saitua | educacion-familiar.com

2 comentarios en “Antes de preguntarte por el trauma

  1. Avatar de Ángel López Ángel López

    Genial, compañero. Qué conversación tan interesante. ¿No es la sociedad neoliberal, heteropatriarcal, violenta, individualista, traumatizante por sí misma? ¿Este reajuste psicofisiológico ante la falta de un nicho ecológico que nos permita sentirnos seguros, no es precisamente trauma? Muy probablemente la forma de acercarnos al sufrimiento de las personas tenga que partir de ahí. De ese ejercicio de justicia emocional que planteas. Sin eso todo lo demás puede que tenga poco sentido. ¿Abordar el síntoma sin tener esta conversación puede generar otra experiencia faltante más?¿Estaríamos perpetuando, sin quererlo, el modelo maltratante de partida?
    Un abrazo.

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    1. Gracias, Ángel… Estoy contigo. El trauma no es tanto una «herida» interna, como la desconfianza que una persona padece hacia un entorno que siente que no quiere, puede, o está en condiciones de darle, la respuesta que necesita a su sufrimiento. Si lo vemos así, es decir, como un problema de relación, no sólo es más fácil ayudar a las personas a sobreponerse, sino que también estamos en mejores condiciones de favorecer la justicia social, es decir, el equilibrio de poder que el mismo trauma ha destrozado. La terapia debería ser, en última instancia, una reconquista de los espacios de poder perdidos. Gracias por comentar!

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