La pandemia nos invita al ejercicio de la verdadera libertad, la de revisar nuestro proyecto vital.
No hay hechos en sí, sino tal y como se presentan a nuestros sentidos.
Cuando Jean Paul Sartre se acercó a la fenomenología de Edmund Husserl, y a su discípulo Martin Heidegger, empezó a desarrollar una idea que resultó clave tanto en la filosofía como en su propia historia: la “ausencia de esencias”.
Esa ausencia de esencias, revolucionó la concepción del ser humano. El sujeto, arrojado al mundo, sólo puede vivir la vida construyendo un sentido que le es propio, individual, e íntimo.
Pero la idea de sentido, lleva asociada la necesidad de iniciar y sostener un proyecto vital. Y es, precisamente, ese proyecto el que significa, a su vez, todos los hechos que acontecen en la propia vida.
En resumidas cuentas, que percibimos la realidad mediatizados por ese proyecto vital, que selecciona, tiñe y modela la información que proviene del exterior.
Orientamos hacia algún lugar nuestra vida y, sólo desde ese destino, podemos ver.
Esta idea es fascinante, porque conlleva una enorme cura de humildad.
Nos demuestra que cualquier conocimiento o juicio de valor es un reflejo de una necesidad vital. Que necesitamos otorgar un determinado significado a nuestra experiencia, para mantenernos con vida. Es decir, “para” una historia que transitar.
Bajo estos axiomas, no cabe el autoritarismo. No hay valores absolutos que se puedan identificar. Tan sólo una apuesta por la libertad, que puede definirse, a fin de cuentas, no sólo como nuestra capacidad de elegir, sino de resignificar nuestro proyecto vital.
No sé qué permanecerá tras esta crisis sanitaria. O de qué partes de la realidad que dábamos por hecha nos vamos a tener que despedir, pero nos va a tocar flexibilizar nuestra forma de estar en este mundo. Revisar lo que fuimos y volver a construir lo que queremos ser.
Todo ello, genera angustia. Desazón. Pero también nos devuelve al ejercicio de esa libertad. La que habíamos perdido al permanecer seguros, anclados y fosilizados en nuestro antiguo proyecto vital.
Parece una segunda adolescencia.
Y eso aterra a quienes —como antes nuestros padres— ejercen sobre nosotros algún tipo de poder.
Motiva hacia la vida. Para qué nos vamos a engañar.
En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.
Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com