Un baile reparador 

Pequeñas historias que nos conectan. 

Ayer fuimos Amara y yo al supermercado, a comprar naranjas, plátanos y un hueso de jamón.  

A la vuelta, en una calle peatonal, empezó a sonar una preciosa música de guitarra de un músico que tocaba a la intemperie.  

Ella se paró. Se le iluminó la cara, y empezó a bailar al ritmo de la melodía. Se balanceaba, pisando primero con una pierna y luego con la otra, sonriendo a punto de que le saliese la risa.  

Yo la miré y le dejé que disfrutara.  

Mientras la observaba me sorprendió sentir un nudo en la garganta. Y se me humedecieron los ojos.  

En otro momento de mi vida me habría puesto rígido y habría reprimido la emoción, pero esta vez pude decidir prestarle atención y escuchar lo que me quería decir.  

Me acerqué a ella, y la tomé de las manos, balanceándola torpemente al ritmo que ella estaba marcando. Ella se flipó y empezó a reírse como una loca, pero me seguía mirando a los ojos.  

Así estuvimos un ratito que se me hizo precioso; hasta que la música cesó. Entonces le abracé con fuerza, y le susurré muy bajito «gracias», temblándome la voz.  

—No sabes lo que nos ha pasado —le conté a Mariña, al llegar a casa—… 

Ella escuchó con atención todo el relato.  

—Bueno, para disfrutar de estas cosas has cerrado —concluyó 

Tuve que esconderme un rato en el baño.  


Gorka SaituaAutor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com

 

2 comentarios en “Un baile reparador 

  1. Bibiana Alvarez

    Renunciar es recuperar espacio para disfrutar. ¡ me encanta! Renunciar, priorizar, elegir… lo podemos llamar de diversas formas, el estar presente ( por ellxs) y el experimentarlo( por nosotrxs) bien lo merece.
    Más de una, de dos, de tres… veces me han dicho que estaba sacrificando mi carrera profesional, mi independencia como mujer y que no era coherente con mi feminismo defendido a ultranza por querer ( y poder, ojo)aparcar todo y dedicarme en exclusiva a mi hija en sus primeros años. A veces contestaba, a veces no ( merecía el esfuerzo), y ahora que me he reincorporado a trabajar despues de tres años, miro atrás y siento un orgullo inmenso por haber experimentado ese honor.
    Ellxs lo merecen, nos merecen cerca, presentes, enteros, disponibles… y encima nos obsequian con su magia. ¡Es una etapa maravillosa! Disfruta y babea que pasa rapidísimo 👍❤

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