No reconozco a mi hija/o

[…] Sea como sea, con la salvedad, quizás, de las neurodivergencias, esta proliferación de etiquetas, diagnósticos de salud mental —algunos de los cuales por definición son crónicos, fíjate qué burrada— y explicaciones que atribuyen toda la responsabilidad a las personas, omite una idea fundamental: que la desorganización afectiva de las personas no está tan relacionada con la adversidad temprana como nos gusta presuponer, sino que depende mucho más de la calidad de las relaciones y de los apoyos que puede disfrutar una persona en ese preciso momento. […]

Seguir leyendo «No reconozco a mi hija/o»

Un plan de seguridad pactado | medidas prácticas contra la violencia institucional

[…] Pero lo que sí podemos hacer es, contando con ello, pactar con las personas a las que acompañamos un plan de seguridad. Me refiero a elaborar con ellas y ellos un documento en el que figuren, detalladamente, las formas de violencia que han sufrido y el trato que necesitan para no volver a sentir la inseguridad, el peligro o la amenaza que tuvieron que sufrir. Y donde figure también el trato que merecen tener. […]

Seguir leyendo «Un plan de seguridad pactado | medidas prácticas contra la violencia institucional»

Cuando se pierde el derecho al bajón, ¿qué queda? 

[…] Pero las cosas son todavía peor, porque esa respuesta caracterizada por desinflarse en una aparente apatía también es objeto de sanciones. Porque, ante los ojos que no saben nada de los movimientos del sistema nervioso autónomo —por muy “profesionales” que supuestamente sean—, pasa por negligencia ante las necesidades básicas. […] 

Seguir leyendo «Cuando se pierde el derecho al bajón, ¿qué queda? «