[…] Hay muchas formas de pedir ayuda fuera de la seguridad y la asertividad que nos enseñan en la escuela y en los programitas tan chulis de habilidades sociales. De hecho, lo normal es que se pida ayuda desde una postura de mierda, cuando el estrés, el cortisol, y los mil demonios del averno controlen nuestra voluntad y nuestro cuerpo. […]
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