—Vaya vergüenzas que tienes —dice en tono de reproche la persona extraña.
Pues no. No es vergüenza. Es MIEDO.
—Vaya vergüenzas que tienes —dice en tono de reproche la persona extraña.
Pues no. No es vergüenza. Es MIEDO.
Información como la que se ha revelado sobre el caso de Nadia nos repugna. Pero ¿de dónde viene tanta (supuesta) maldad? Quizás te revuelva esta opinión.
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