[…] Ahora que lo pienso, siempre ha estado por ahí, agazapada, dispuesta a congelarme sin previo aviso, pero ahora sé que me está pasando factura en la relación con mi hija. Me congelo o me ralentizo como me hubieran enterrado vivo, y estoy seguro de que ella nota una desconexión y una angustia tan profundas. […]
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