[…] Mi primera tendencia fue decirme a mí mismo que todo estaba bien, y que era una tontería ponerme así por nada.
A fin de cuentas, estaba todo tranquilo en casa, mi mujer y mi hija estaban bien, y no me faltaba de nada.
Sin embargo, me di cuenta de que eso no me ayudaba. Me estaba poniendo peor, y empezaba a temer una noche en vela. […]