[…] Se me abrazó enseguida. Le miré a los ojos, y vi que tenía unas ojeras de la pera. Pasé la mano por la parte de atrás de su espalda y estaba muy calentita.
Pum. Toma hostia. […]
Seguir leyendo «¿El bicho en casa?»
[…] Se me abrazó enseguida. Le miré a los ojos, y vi que tenía unas ojeras de la pera. Pasé la mano por la parte de atrás de su espalda y estaba muy calentita.
Pum. Toma hostia. […]
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