El niño al que nadie quería 

[…] Un día, el niño a quien nadie quería, cayó a un pozo de arenas movedizas. Estaba aterrorizado ante la posibilidad de morir en la oscuridad, asfixiado. Su madre y su padre, que estaban cerca, giraron la cabeza, le vieron, y siguieron hablando de sus cosas.  Y él se quedó paralizado, como si se hubiera convertido en una pesada roca, que se hundía como un cuerpo inerte, que a nadie importaba. […] 

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Juanito: la restauración de la confianza en el mundo adulto

[…] La cosa es que, además —para acojonarme más si cabe— me cuentan que Juanito es más malo que Hitler con un dolor de muelas. Que se escapa de casa y que se la pela todo; que va por la vida trapicheando, que corta el bacalao, y que amarga la vida a todos los compañeros de clase que no le siguen el juego. Y que tenga cuidado si me quedo con él a solas, porque es impredecible y no tiene freno. Glup. No me jodas. […]

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El sentido como criterio de realidad 

[…] Todas las familias tienen una historia que gravita sobre el momento presente, tiñendo de un color o de otro las reacciones que todos los miembros pueden tener, y su mundo interior. Es decir, que el sentido que las niñas y niños dan a los gestos y experiencias con sus padres y madres, es lo que sostiene, en última instancia, la sintomatología que unos y otros puedan padecer. […] 

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Surfeando el estrés postraumático: una experiencia en casa 

[…] Desde el primer momento, le encantó la idea. Ahora tocaba montar el drama. La, la, la, vamos por el hospital —cantábamos—, qué tranquilos estamos, ya sabes, hija mía, que no pasa nada, que te vas a dormir conmigo, la, la, la, hola, médico, qué buen día, pues nada, que estamos muy contentos, pero oye, oye, ¡¿Qué pasa?! […] 

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Nagusha: la princesa lobo

[…] Las manos le crecían, sus uñas se convertían en garras afiladas y retorcidas, como las de un tigre o un dragón. En sus talones aparecían espolones que goteaban un líquido verde fosforescente. Y su rostro se desfiguraba llenándose de pelo, con orejas puntiagudas, ojos con una pupila vertical, y un hocico prominente del que salían unos colmillos largos y afilados de color gris. […]

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Sobre las tortuguitas: recurso para ayudar a la infancia para enfrentar un bloqueo 

[…] Por eso, cuando las tortugas se sienten amenazadas, meten su cabeza dentro del caparazón. Se aíslan del mundo y, ahí, se sienten seguras y tranquilas, pero también muy constreñidas. Está oscuro, respiran con dificultad y les cuesta mucho moverse. […] 

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La técnica del muñeco: del bloqueo a los cuidados por imposición 

[…] Cuando una madre o un padre intenta suicidarse, la premisa de toda la familia suele ser “no tocar ahí” para no causar más daño y motivar otro intento autolítico. Sin embargo, este bloqueo ante el dolor de la persona que ha tratado de quitarse la vida, lejos de ayudar puede empeorar las cosas, dado que transmite que existe una grave amenaza que nada ni nadie puede gestionar. […] 

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El dragón sin fuego y la bola gris 

[…] Y es que a Draghur le pasaba algo que nunca antes le había pasado a ningún dragón: Draghur no podía expulsar fuego por su boca. No podía señalizar su posición en la noche, no podía cocinar su comida, no podía jugar con sus amigos, y no podía hacerse valer.  Porque no tenía fuego y sentía que nunca lo iba a tener. […] 

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