Hoy os quiero recomendar el libro INVISIBLE de Eloy Moreno, sobre el #acosoescolar.
Ninguna tontería.
Menuda llorera.
Una de las cosas que más me ha llegado es cómo el protagonista y niño acosado crea recursos —en su caso un pensamiento mágico— para seguir sintiendo que tiene en control de la situación. Imagina que tiene el superpoder de hacerse invisible y, así, evitar el maltrato de su contexto. Algo que es coherente con lo que ve a su alrededor, dado que todo el mundo le hace el vacío, como si no se percatara de su presencia.
Este recurso #disociativo lo mantiene lejos de la realidad pero, hasta cierto punto, a salvo. Porque lo que le rompería de verdad, lo que es inasumible, es aceptar que toda la peña de su alrededor es consciente del maltrato que sufre, del que no puede protegerse, y nadie hace nada.
Esto me conecta con la experiencia de mi propia hija, en cuya escuela hay un niño que le pega. El otro día, al salir de clase, le pregunté qué tal le había ido, y me contestó:
—Bien, aita, HE CONSEGUIDO que no me haga daño.
Ya que hablamos del dolor invisible de la infancia, ojo con esto. Cuando escuchéis algo raro a una niña o un niño, como si tuviera el control de una situación que evidentemente escapa a su manejo, intervenid, porque probablemente sea el #autorreferencial asociado a al riesgo de #trauma.
Algo que le pasa al protagonista del libro, me pasó a mí cuando me aislaron mis iguales y, ahora, le pasa a mi peque.
¿Entendéis mis lágrimas?
Pues que sirvan de algo para proteger a la infancia.
Gorka Saitua | educacion-familiar.com
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