El desajuste creador

[…] Pero, en la práctica, el síntoma no habla de la existencia de carencias o patologías, sino de los esfuerzos que una persona está poniendo en marcha para orientarse en la vida, vincularse de forma efectiva con los demás, protegerse de la violencia que ejerce el entorno, preservar o cumplir sus deseos, sostener su dignidad y sus sentido de agencia, y mantener cierta esperanza cuando las cosas se terminan de complicar. […]

No me gusta demasiado la palabra “síntoma”, entre otras cosas, porque remite a la existencia de una supuesta enfermedad. 

Pero, en la práctica, el síntoma no habla de la existencia de carencias o patologías, sino de los esfuerzos que una persona está poniendo en marcha para orientarse en la vida, vincularse de forma efectiva con los demás, protegerse de la violencia que ejerce el entorno, preservar o cumplir sus deseos, sostener su dignidad y sus sentido de agencia, y mantener cierta esperanza cuando las cosas se terminan de complicar. Todo ello, con los recursos que encuentra disponibles, atendiendo a su maduración, sus características personales, y la afectación que haya sufrido su función ejecutiva como consecuencia del estrés, y de cómo éste pueda ser sostenido por su red de apoyo natural. 

Jod*r, ese párrafo en sí mismo ya es un post.

Pero, a lo que nos importa, lo que quiero decir es que ese encaje de bolillos tan complicado, se puede hacer por una doble vía. Quedaros con esto: como un “ajuste creativo” o como un “desajuste creador”. 

Ya está este pavo con sus pajas mentales, os diréis. Pero de verdad que creo que esta diferencia es clave y fundamental. 

Porque un “ajuste creativo”, implica la idea de que la persona que desarrolla un síntoma acepta, de alguna manera, la realidad del mundo, y lleva a cabo algo así como un proceso de adaptación. Es algo parecido a lo que decía J. Piaget cuando hablaba de “acomodación”. Pero, en este proceso, la persona prioriza, de alguna manera, su necesidad de vinculación respecto a su dignidad y autonomía personal. Es cojo*nudo, claro, porque todas y todos necesitamos una red de apoyo que nos sostenga, pero implica un peaje que hay que pagar: la pérdida de conexión con las propias necesidades y mundo interior y, a veces, sentimientos de culpa y vergüenza brutales, porque —ya sabes— ambas emociones cumplen con la función de preservar al individuo en un grupo social.  

Vale, pero ésta no es la única forma de cumplir con el listado al que he hecho referencia al inicio del texto, ¿verdad?

Las personas también podemos llegar a esos objetivos a través de un “desajuste creador”. Y yo diría que es, si cabe, un “desajuste MÁS CREATIVO que el anterior”. Ya sabes, la “asimilación” de Piaget. Porque, este proceso, que conecta a la persona con la protección, el deseo, los demás, su dignidad, agencia y esperanza, entre otras, también puede partir de una NEGACIÓN de la realidad. Y esta negación no es, tampoco, mala o patológica, sino que implica resistencia, esto es, la lucha por ir a un lugar más saludable, o por cambiar el mundo convirtiéndolo en un lugar mejor. Y aquí llega lo que mola que lo flipas: esta lucha puede merecer la pena aunque esté evocada al fracaso, aunque los enemigos sean gigantes y nada se pueda hacer, porque sostiene a la niña, niño, adolescente o persona adulta, en un estado que le permite preservar una dignidad profundamente vital, y el sentido de ser protagonista de un cambio que, si bien es cierto que puede parecer imposible, algún día, con otros recursos y otros apoyos, quizás se pueda lograr. 

Es muy sano negar la realidad en la que estamos cuando esta implica cotas de violencia inaceptables, tanto para nosotras y nosotros mismos, como para las personas que nos importan de verdad. Pero, desde nuestra mirada adultista —ya sabes, esa idea de que las niñas, niños y adolescentes son defectuosos cuando se comportan como tales—, negamos a la infancia los mismos recursos que valoramos en la juventud o adultez. Y acabamos viendo como un problema o, lo que es peor, como una enfermedad, la oposición, la rebeldía, o los esfuerzos por hacer justicia que pone en marcha esa misma infancia ante agresiones que son reales y sencillamente no se pueden simbolizar o nombrar. 

Y que obligan al cuerpo a reaccionar y comunicar a través del mutismo, del colapso, de la lucha, de la huída, etc. Todo ello son muchas veces gritos de dolor que emergen desde lo más profundo del alma, negando la realidad tal y como es. Porque una o uno se siente merecedor de algo mejor, co*o, no porque haya nada malo en él. 

Es una rebeldía que alberga una fantástica FUERZA CREADORA, porque el proceso de negación de la realidad obliga también a crear un universo paralelo, es decir, algo que sostenga la esperanza de que OTRO MUNDO SÍ QUE PUEDE SER. Y este afán creador, a veces, toma la forma de fantasías disociativas, de una vinculación estrecha con el arte, de contacto íntimo y profundo con la naturaleza, y/o del desarrollo de una profunda espiritualidad, muchas veces, orientados hacia dentro, porque fuera permanece y prevalece una realidad que se niega, no por capricho, sino para sostener principalmente la propia autonomía y dignidad.  

Pero, amigas y amigos, el mundo adulto no está preparado para esta conversación. Y seguirá diciendo a esta infancia que se “desajusta de manera especialmente creadora”, que se debe ajustar, por el miedo que esa misma adultez, constreñida, que se protege desde la acomodación, tiene a ser rechazada o no encajar. Y acaba proyectando sobre esta infancia ANTIFRÁGIL —es decir, que se refuerza con las agresiones del contexto—, toda su mediocridad, cuando les dice y les repite: “tienes que adaptarte, así no puedes seguir”. 

A lo que ellas y ellos responden, “¿cómo que no?”, con una fuerza inusitada, “me chupa el co*o, yo no renuncio a mi autonomía, ni a mis deseos de cambiar el mundo; ten por seguro que no te voy a ceder ni un ápice de mi maldita dignidad”. 

Y tú, ¿has vivido algún “desajuste creador”? Sería maravilloso que lo peludas poner en valor, en un ejercicio de justicia narrativa hacia esta realidad. 

Gorka Saitua | educacion-familiar.com

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