[…] No es de extrañar que, en tiempos actuales, postmodernos, neoliberales, en los que ninguna teoría ni ningún medio de comunicación es fiable, donde se inventan y reinventan las noticias, y todas y todos nos vendemos por un “me gusta” o un “click”, la gente milite en teorías de la conspiración. […]
Las relaciones entre las clases, tienen su reflejo en la supraestructura (Karl Marx, sabe dios cuándo).
Durante la Grecia Clásica, que estaba constituida por ciudades-estado que creaban y rompían alianzas, luchando unas en contra de otras, floreció el politeísmo. Aunque Zeus ejercía como figura dominante en el Olimpo, también debía plegarse a las exigencias de otros dioses, porque su poder era limitado frente a una conjura que le depusiera.
El politeísmo es una de las razones que motivan la democracia pero, quizás, también la esclavitud. La primera, porque postula la existencia de diferentes poderes que operan en un plano de cierta igualdad, y que van adquiriendo o perdiendo ciertas cotas de poder, según jueguen sus cartas. Tienen buenas intenciones y perversos sentimientos, de manera que ninguno tiene el monopolio de la autoridad moral.
Y la segunda, porque legitima, entre otras cosas, la existencia de clases sociales diferenciadas por naturaleza, una de las cuales debe rendir pleitesía a la otra. Es como si la dualidad dioses-hombres, se reprodujera entre amos y esclavos.
El monoteísmo está asociado con un gobernante absolutista, de tintes imperialistas. Aunque existen experiencias previas, como la de Akenatón, el Zoroastrismo o el mismo pueblo judío, se expande mundialmente durante la época imperial romana. Aparece con régimen de Tiberio, emperador perverso por excelencia, y se expande con Costantino El Grande, cuya ambición era volver a unir el imperio romano bajo un solo mando. Y lo hizo bien, con la ayuda de Dios.
F. Niestzche —anterior a Marx— destacó, por primera vez, la relación entre la verdad y el poder, al afirmar que la primera no era sino el compendio de ideas más eficientes. Cuando proclamó que Dios había muerto, que los hombres lo habíamos matado, y pregonó la transmutación de los valores y el advenimiento de nuestro amigo, el superhombre, lo que estaba haciendo es proponer una nueva moralidad sobre la ya existente. La moral aristócrata, frente a la moralidad de los esclavos.
Sin embargo, todavía permanecía la idea de que existe una verdad o una moralidad que estructura la realidad, por encima de otras cosas.
Cómete ésa. Pringao.
A fin de cuentas, Niestzche vivió en la época del romanticismo, en territorio prusiano —imperio con complejo de inferioridad por carecer de suficientes colonias, y con ambiciones imperialistas— durante los inicios de la era industrial. Cuando existía una confianza absoluta en el poder de la ciencia para estructurar, técnica y radicalmente, la nueva sociedad.
Sea como sea, para que una determinada moralidad impere, debe no sólo reflejar la lucha de clases, sino mitigar el dolor que ésta lucha puede generar en la población. Y, además, reforzar impulsos que legitimen el presente orden social.
No es de extrañar que, en tiempos actuales, postmodernos, neoliberales, en los que ninguna teoría ni ningún medio de comunicación es fiable, donde se inventan y reinventan las noticias, y todas y todos nos vendemos por un “me gusta” o un “click”, la gente milite en teorías de la conspiración.
Rollo iluminatis, reptilianos, o lo que sea.
A fin de cuentas, existe un poder económico enorme pero difuso, difícil incluso de definir, que amenaza constante pero inexorablemente a la población, a través de mecanismos que no llegamos a comprender. Y carecemos de los medios para defendernos o, sencillamente, hacer constar que es real esta experiencia de dominación tan brutal.
En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.
En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.
Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com