No es casualidad que hagamos bromas el día en que se conmemora la “matanza de los santos inocentes”.
Culturalmente se legitima la sorna hacia las víctimas de la violencia: ser una persona vulnerada predispone al señalamiento colectivo y a la mofa por parte de las y los testigos.
Sencillamente, resulta inconcebible que esas risas se dirijan hacia quienes ejercen el control, el dominio y la violencia. Ellas y ellos juegan roles que a la mayor parte de las personas les resultan más deseables.
Todo el mundo teme que sus hijos o hijas puedan ser víctimas de acoso escolar, pero a nadie le preocupa que puedan convertirse en acosadores.
Mejor ser una persona que maltrata, a la que se percibe como lista y poderosa; que una persona que sufre, o lo que es lo mismo, tonta y débil.
Esa es nuestra tradición del “día de los santos inocentes”, enmarcada en una religión que, supuestamente, predica el reino de los cielos para quienes peor lo pasan.
Las tradiciones a menudo “naturalizan” la desigualdad dominante, otorgando valor al sistema de poder existente.
Y cuando no percibimos estas formas de violencia, es porque las estamos ejerciendo (P.B. Preciado).
Anda, dale una vuelta.
Referencias recomendadas: FOCUAULT, M. (1975). Vigilar y Castigar: nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XX PRECIADO, B.P. (2002). Manifiesto contrasexual. Barcelona: Anagrama
En este blog «caminamos a hombros de gigantes». La mayor parte de las ideas expuestas se basan en nuestra bibliografía de referencia.
Autor: Gorka Saitua. Soy pedagogo y educador familiar. Trabajo desde el año 2002 en el ámbito de protección de menores de Bizkaia. Mi marco de referencia es la teoría sistémica estructural-narrativa, la teoría del apego y la neurobiología interpersonal. Para lo que quieras, ponte en contacto conmigo: educacion.familiar.blog@gmail.com
Pues si, así es.
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Gracias.
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A veces una broma es una broma. No hay relación de poder si a las dos partes divierte.
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¿Harías una broma al rey?
Sí. Siempre hay una relación de poder. La que establece qué broma y a quién se le puede hacer. Hay bromas que no son tóxicas, pero siempre son la expresión de una relación de poder.
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