[…] —No lo sé —respondí—. Comparto la misma intención que tú, pero tengo una cosa muy clara: si ella no se siente comprendida en su experiencia, es muy complicado que te haga caso. Ya sabes cómo es. […]
Seguir leyendo “La mirada que te faltó”
[…] —No lo sé —respondí—. Comparto la misma intención que tú, pero tengo una cosa muy clara: si ella no se siente comprendida en su experiencia, es muy complicado que te haga caso. Ya sabes cómo es. […]
Seguir leyendo “La mirada que te faltó”El jueves estuve en la Universidad de Deusto, dando una conferencia para los alumnos que se van a incorporar al mundo laboral. Entonces, una alumna me preguntó: «Oye, Gorka, ¿y tú cómo haces para empatizar con las personas que han hecho daño a sus hijos? Me refiero a cosas graves como, por ejemplo, el maltrato físico o el abuso sexual.»
Seguir leyendo “Una pregunta incómoda”[…] En esas condiciones, de no salida, lo normal es que el cuerpo reaccione con un bloqueo. La sensación es de que la mente se separa del cuerpo, para no sentir el dolor que se anticipa o viene. Y que, tras la agresión, se permanezca así un buen rato hasta que, pasado el peligro, puede venir el llanto, que es la forma que tiene el cuerpo de liberar tensión, y de pedir la ayuda y los cuidados que necesita. […]
Pero, ¿qué pasa con las niñas o niños?
Seguir leyendo “Tras la madre que llora por el maltrato sufrido”[…] El sodomita es un relapso. El homosexual se constituye con la vergüenza. […]
Seguir leyendo “Sodomía y homosexualidad, según M. Foucault”
Podemos pensar a las y los OFENDIDOS, no como rasgos, sino como PARTES PROTECTORAS que invitan a modelos de relación envenenados.
Confundimos a menudo vergüenza y culpa. Y eso nos limita nuestra capacidad para valorar e intervenir.
Sobre [parte de] el dolor invisible que afecta a las personas que presencian el maltrato.
Seguir leyendo “La zona gris: la vergüenza del superviviente “
—Vaya vergüenzas que tienes —dice en tono de reproche la persona extraña.
Pues no. No es vergüenza. Es MIEDO.