[…] Porque, amigas y amigos, por mucho que nos pese, las escuelas, a fecha de hoy, están a años luz de interpretar los síntomas o el sufrimiento infantil desde una perspectiva vincular o relacional. Sencillamente, el personal docente, e incluso las orientadoras y orientadores —a menudo conductistas— no tienen suficiente formación para hacerlo. […]
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