[…] Mi recurso para hacerme visible fue dibujar, pero no para disfrutar de la creatividad o expresarme, sino tratando de hacerlo perfecto. Por eso, siempre dibujaba prácticamente lo mismo: unas caras cómicas que me quedaban fenomenal, pero que eran demasiado parecidas, porque no me atrevía a explorar más allá de lo que me hacía sentir reconocido. De hecho, vivía con pavor que se descubriera que era un fraude. […]
Seguir leyendo «Al borde del abismo: sobre la fragilidad de las partes protectoras «
