—Te tengo que decir una cosa —le digo mientras se mete a la bañera.
—¿Qué cosa?
—¿Te acuerdas de cuando se cayó Aitite?
—Sí.
—¿Y recuerdas que te dije que no te preocuparas, que estaba bien?
—Sí, claro.
—Pues te tengo que confesar que te dije una mentira. En ese momento, estaba muy preocupado porque se había dado un golpe en la cabeza —reconozco—. Llegué a pensar, incluso, que se podía morir del tortazo que se había dado.
—Pero, Aita, ¡¡por qué haces eso!!
—No sé. Estaba confuso y preocupado. Y no quería que te asustaras más de lo que ya estabas.
—Pero ¡¡Aita!! Ahora no te voy a creer la próxima vez. ¿Cómo voy a saber cuál es la verdad?
—Lo siento, de verdad.
—Pero está bien ahora, ¿no?
—Sí, te lo prometo.
—¡Y no me des esos sustos! —me reprocha.
—¿Qué sustos?
—Cuando has empezado a hablar pensaba que me ibas a decir que se había muerto.
—
Gorka Saitua | educacion-familiar.com

…soy el abuelo de Amara… doy fe de que estoy vivo 👍
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🤣🤣🤣 Y menos mal. Madre mía!
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