[…] No es ningún secreto que hay profesoras y profesoras que ejercen diferentes formas de maltrato contra las niñas y los niños a su cargo. La mayor parte de nosotros los hemos padecido, o tenemos constancia de que existe. […]
Buenos días, colegios públicos y privados de toda España:
¿Para cuándo un protocolo contra la violencia docente?
No es ningún secreto que hay profesoras y profesoras que ejercen diferentes formas de maltrato contra las niñas y los niños a su cargo. La mayor parte de nosotros los hemos padecido, o tenemos constancia de que existe.
Se trata de esa profesora con la que no quiere estar nadie, o de ese profesor al que se teme porque se sabe lo que hace. Gentuza, sí, gentuza, que se aprovecha de su posición para ejercer el poder de manera absoluta e indiscriminada; y que se ensañan contra las figuras más débiles, a saber, aquellas y aquellos que no les van a plantar cara.
Al igual que el acoso escolar, el acoso docente existe en todos los centros educativos. No es ningún secreto que este tipo de profesiones atraen a personas que desean ejercer su poder sin paliativos; ni que, en ausencia de medidas sancionadoras concretas y efectivas, la tendencia de un profesional quemado es a proyectar sus miserias en las personas a quienes acompaña. Sobre todo, cuando no hay supervisión ni control de ningún tipo.
No olvidemos que las personas que maltratan al alumnado también suelen maltratar a sus semejantes, por lo que toda vía de denuncia se anula antes de dar comienzo. Son personas que dan miedo también a las personas adultas, por eso, se saben a resguardo de compañeras y compañeros que no quieren movidas, y de instituciones cuya prioridad es guardar los trapos sucios.
Que sí, que ahora tenemos la piel muy fina y que todos nos hemos endurecido en la relación con esos personajes.
Mis cojones de vaquero.
Los que hemos sobrevivido a ese maltrato es porque, de alguna manera, las condiciones nos acompañaban. Pero habrá que ver qué es lo que pasó con las compañeras y compañeros más vulnerables o que, sencillamente, estaban pasando un mal momento. Algunos todavía están marcados con humillaciones, vejaciones, atribuciones y etiquetas que no se pueden quitar de encima.
Por eso, sólo cabe exigir al gobierno central y al de cada comunidad autónoma que implemente de manera IRREVERSIBLE y URGENTE, un protocolo contra el acoso o la violencia docente. Que haga explícitas estas formas de maltrato y acojone vivas no solo a las personas que lo practican, sino también a las que lo toleran o sostienen. Que defina que ambos se sitúan en el bando de los agresores, sin paliativos de ningún tipo. Y que establezca no sólo medidas sancionadoras, sino también de protección urgente y a largo plazo de las víctimas.
No deja de ser curioso que hayamos normalizado este tipo de medidas contra el acoso escolar, y que sigamos negando el que todos hemos padecido y es más evidente.
No olvidemos que el máximo impacto en la vida de las personas se produce cuando las personas que tienen la función de proteger, contener y apoyar, violentan o desprotegen.
Gorka Saitua | educacion-familiar.com
